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La lentitud administrativa

Si detrás de la idea de abrir un hotel en el Cargadero del Mineral no hubiera un empresario melillense con paciencia que apuesta por su tierra, posiblemente podríamos estar hablando de un proyecto fallido, algo que pudo ser y finalmente no fue, debido a la considerable pérdida de tiempo que supone topar con una administración pública lenta e ineficaz. Una falta de fluidez incompatible con el desarrollo económico y empresarial que necesita Melilla, al que hay que poner más facilidades y no una carrera llena de obstáculos Cerca de cumplir un siglo de vida, el Cargadero del Mineral de Melilla está un poco más cerca de reabrir sus puertas para un fin muy distinto para el que fue concebido: el hotel-restaurante que ha proyectado en esta infraestructura portuaria el empresario melillense Ildefonso Menéndez, que en representación de Hoteles del Recinto Amurallado de Melilla, S.L.U., presentó hace unos años una petición ante la Autoridad Portuaria para que se le otorgue concesión administrativa en el Cargadero de Mineral (parte marítima), con destino a hotel.
El pasado viernes, al fin, el Consejo de Ministros acordó levantar la prohibición para dedicar a alojamiento turístico determinadas instalaciones del Cargadero de Mineral del puerto de Melilla, un trámite preceptivo al ubicarse esta infraestructura a una distancia inferior a 100 metros del borde del mar, estar sujeta a protección, formar parte del patrimonio histórico y que no condiciona o limita la prestación de servicios portuarios o el control aduanero.
Ha sido necesaria la aprobación de una nueva ley, que ha modificado parcialmente la ley de puertos, para superar los obstáculos que impedían materializar este proyecto, que ya sufre un considerable retraso sobre sus previsiones iniciales debido a esa lentitud de las administraciones públicas que tantas veces hemos criticado en estas líneas, y que supone un enorme lastre para el desarrollo de iniciativas empresariales como esta.
Como ya avanzó MELILLA HOY en septiembre de 2015, en el primer artículo de prensa que se publicó en la ciudad sobre el Restaurante-Hotel Cargadero del Mineral, estaba previsto que las obras empezaran en 2016, cuando terminara el trámite administrativo, que ya a esas alturas estaba prácticamente culminado después de dos años muy intensos de papeleo. Contando con ello, la idea era emplear otros dos años de obras para convertir el Cargadero del Mineral en un restaurante y hotel, para que su inauguración como establecimiento hotelero fuera en enero de 2018.
Vemos, por lo tanto, que la luz verde del Consejo de Ministros se ha producido con un considerable retraso, de manera que si se cumplen aquellos plazos previstos para materializar el proyecto, lo más probable es que la reapertura del Cargadero del Mineral, esta vez como establecimiento hotelero, no se produzca hasta 2020. Es decir, dos años más tarde de lo planificado. Si detrás de esta iniciativa no hubiera un empresario melillense con paciencia que apuesta por su tierra, posiblemente podríamos estar hablando de un proyecto fallido, algo que pudo ser y finalmente no fue, debido a la considerable pérdida de tiempo que supone topar con una administración pública lenta e ineficaz. Una falta de fluidez incompatible con el desarrollo económico y empresarial que necesita Melilla, al que hay que poner más facilidades y no una carrera llena de obstáculos.

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