Una joven pareja de okupas y dos amigos fueron juzgados ayer por un la supuesta comisión de un delito de robo con fuerza en julio de 2012. El principal acusado, quien aceptó las conclusiones del Fiscal, accedió a la vivienda colindante -en la calle General Astilleros- por la azotea, arrancando la reja y forzando la puerta, para robar del interior todo cuanto había de valor. Los otros implicados se desmarcaron de los hechos y afirmaron no haber sabido nada del robo hasta que vieron los artículos robados en la casa okupada. Una vecina, al ver lo que sucedía, entró en la casa y se negó a irse hasta que llegara la policía, que detuvo a los acusados. La Fiscalía pidió un total de 9 meses de prisión para cada uno de los 4 acusados,. En algún momento indeterminado a lo largo del fin de semana del 7 al 9 de julio de 2012, los cuatro acusados supuestamente participaron en un robo con fuerza en la calle General Astilleros, accediendo a la vivienda de un vecino por la azotea, “arrancando” la reja y forzando la puerta, para posteriormente sustraer de dicha vivienda todo cuanto hubiera de valor.
Según sostiene la Fiscalía, dos de los acusados, M y J, quienes por entonces eran pareja, se hallaban en pleno proceso de “okupación” de la vivienda que colinda con el domicilio asaltado, vivienda que, curiosamente era también propiedad de la familia que sufrió el robo.
Días antes de los hechos, J comunicó a su novia, madre de una niña pequeña y embarazada de 6 meses en aquél momento, que había encontrado “una casa vacía para vivir” -ya que él vivía en la calle-. Durante el fin de semana se produjo el robo en la casa colindante y el mismo lunes, estando todos los acusados en la casa (M, J y los dos amigos), una vecina se percató de que había habido un robo y entró gritando en la casa okupada, negándose a marcharse hasta la llegada de la policía.
Según declaraciones de M, al llegar el lunes a la vivienda okupada por su pareja (donde aun no había pernoctado), vio un gran número de objetos y preguntó por su procedencia. Al contestarle J que dichos objetos habían sustraídos de la vivienda de al lado, M afirmó haberse enfadado y haberle dicho que no volvería a la casa “hasta que lo devolviese todo”, marchándose justo a continuación de la discusión.
Ambos amigos corroboraron la historia de M y afirmaron que el propio J les había dicho que los objetos eran robados.
Valor sentimental
Tanto la propietaria de la vivienda como su hija prestaron declaración, afirmando ambas que el domicilio asaltado era usado por la familia “como trastero” y que en el mismo guardaban un gran número de artículos con gran valor sentimental, como ropa de bebé o un capazo que pensaban dejar “para heredar”.
Según ambas testigos, el sábado realizaron ya una llamada a la Policía Local porque habían visto a dos jóvenes “dando patones” a la puerta de la vivienda que fue posteriormente okupada, y fue el lunes, “al volver de la playa”, cuando se percataron de que había habido un robo en el domicilio de su propiedad.
Otro testigo, un vecino, declaró haber visto a M y a “dos chavales” en el interior de la casa que supuestamente debía de estar vacía.
Dado que la causa data de 2012, el Fiscal aplicó una reducción a todas las peticiones de condena de este proceso, en base a un “dilación indebida” de la justicia.
Por ello el Ministerio Fiscal finalmente interesó para los cuatro acusados una pena de 9 meses de prisión, además del pago de 820 euros en concepto de responsabilidad civil, en lugar de la petición inicial de dos años y medio de cárcel.
Las defensas de todos los acusados, a excepción de J -que se adhirió a la conclusión de la Fiscalía-, pidieron la libre absolución de sus patrocinados.
En el caso de J, principal acusado de los hechos, la Fiscalía se opuso a la suspensión de condena debido al nutrido historial delictivo del acusado, quien contaba con antecedentes penales.
