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El vicario afirma que corresponde a todos “mantener la buena armonía” que existe entre los melillenses

Ofrenda al monolito en recuerdo de los defensores
(Autor: Guerrero)

En su homilía de ayer, el vicario episcopal Roberto Rojo, manifestó que "es responsabilidad de todos, mantener la buena armonía que existe entre los melillenses" y que ese debe ser el mensaje a extraer en la conmemoración del 243 aniversario del levantamiento del sitio que sufrió Melilla durante tres meses a manos las tropas del sultán de Marruecos. Como cada 19 de marzo desde 1775, Melilla celebró ayer el fin del asedio que sufrió por parte de las tropas marroquíes sin que al final consiguieran su objetivo. La mañana de celebraciones se inició, como viene siendo tradicional, con la colocación de una corona de laureles a los pies del monolito situado a la salida del túnel de la Florentina que recuerda al mariscal Juan Sherlock, el militar que condujo, junto con los habitantes de la ciudad, la defensa de Melilla durante los tres meses que duró el asedio por parte de las tropas del sultán de Marruecos y en el que perdieron la vida 115 melillenses.

El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, el delegado del Gobierno, Abdelmalik el Barkani y el general segundo jefe, fueron los encargados de conducir el homenaje. El acto contó con el respaldo de los representantes del Ejecutivo local y central en la ciudad. La banda interpretó el himno de Melilla y el nacional.

Elegidos para la paz
Tras la colocación de la corona de laurel a los pies del monolito al mariscal Sherlock, a las 12 de la mañana la iglesia arciprestal del Sagrado Corazón, que este año celebra el centenario de su inauguración, acogió la misa de acción de gracias con la que conmemorar, en el día de San José, el 243 del levantamiento del sitio de Melilla.

El encargado de oficiar la ceremonia fue el vicario Roberto Rojo. Explicó que como cada 19 de marzo la Iglesia Universal celebra la solemnidad de San José, "el hombre justo", una jornada con una especial significación para Melilla que "da gracias por la liberación del asedió que sufrió". Indicó que de la misma forma que José "fue un hombre prudente que confió en Dios a pesar de las circunstancias", los melillenses que sufrieron el asedio "tuvieron fe en que un día podrían ser liberados, y cuando parecía que todo estaba perdido, les llegó la liberación".

Indicó que los designios del Señor son inescrutables, pero que sin duda "somos nosotros los elegidos por Dios para que podamos crear en nuestra ciudad una convivencia extraordinaria donde podamos convivir diferentes culturas. Somos nosotros los elegidos para que podamos construir una ciudad abierta, donde podamos convivir juntos y recibir a todo el que venga con buena voluntad", dijo.

En este sentido indicó que es necesario que "desde nuestro cometido personal, sepamos dar respuesta para crear una ciudad más grande", no en cuanto a tamaño, pero sí en lo que se refiere a promover "la paz, la fraternidad y la armonía entre todos"; una responsabilidad que trasladó a los dirigentes melillenses, a los que animó a abrir su corazón a Dios. Afirmó que el mensaje que debe trascender tras 243 años del fin del sitio, es que "nos corresponde a nosotros no solo dar gracias a Dios, sino mantener esa buena armonía que existe entre los habitantes melillenses".

Recoger el testigo
El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, afirmó que conmemorar cada año el fin del levantamiento del sitio de 1775, no es otra cosa que "recoger el testigo de aquel acuerdo" de hace 243 años en el que los moradores de la ciudad decidieron que cada 19 de marzo se ofreciera "una oración de acción de gracias porque la Providencia y la heroicidad" de sus habitantes, habían hecho posible que el sultán de Marruecos levantara el sitio a la ciudad.
"Fue uno de los momentos más duros y más difíciles que ha tenido esta roca española en sus casi seis siglos de historia. Pero gracias a la voluntad de España en su conjunto y a todos los defensores de la misma, pudieron salir adelante y por eso hoy estamos aquí, recogiendo ese testigo, esa obligación de celebrar un acto de conmemoración y gratitud hacia esos defensores", de ahí la corona de laureles a los pies del monolito que recuerda al mariscal Sherlock que comandó a los defensores de Melilla "durante esos durísimos tres meses de asedio".

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Jesús Andújar

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