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Carta del Editor

Jamás me rendirán

Imagínense una horrible pesadilla consistente en la conjunción de los siguientes elementos: Emilio Bosch Borrero, Dionisio Muñoz Pérez, Julio Liarte Parres, Joaquín Martínez Díaz y Juan José Medina Roldán. Para describirlos sucintamente y con la mayor benevolencia posible, resumamos que Emilio Bosch fue un político socialista fracasado y ridículo, conocido por sus compañeros como "El Piticlín" y es un repugnante twitero. Dionisio Muñoz otro político socialista que ha sido el peor -y eso que ha habido mucha competencia en ese campo- de los secretarios generales que el PSOE melillense ha padecido. Julio Liarte fue, para el PP, algo parecido a lo de Dionisio para el PSOE, un político delirante que se pasó al PPL, cuyo afán fue terminar con su anterior partido. Imagínense una horrible pesadilla consistente en la conjunción de los siguientes elementos: Emilio Bosch Borrero, Dionisio Muñoz Pérez, Julio Liarte Parres, Joaquín Martínez Díaz y Juan José Medina Roldán. Para describirlos sucintamente y con la mayor benevolencia posible, resumamos que Emilio Bosch fue un político socialista fracasado y ridículo, conocido por sus compañeros como "El Piticlín" y es un repugnante twitero. Dionisio Muñoz otro político socialista que ha sido el peor -y eso que ha habido mucha competencia en ese campo- de los secretarios generales que el PSOE melillense ha padecido. Julio Liarte fue, para el PP, algo parecido a lo de Dionisio para el PSOE, un político delirante que se pasó al PPL, cuyo afán fue terminar con su anterior partido. Joaquín Martínez es un médico evaluador, recién salido de una larga baja laboral e incapaz siquiera de presentarse a una sencilla oposición, sobre el que he tenido ocasión de hablar con los que ha tenido relación laboral y no he encontrado a uno solo que hablara bien de él. De Juan José Medina, como murió, prefiero no comentar, excepto que militó en casi todos los partidos locales y que sus últimos esfuerzos fueron, como los de Bosch, Dionisio, Liarte o Martínez, cargarse al PP local.

Para cargarse al PP local consideraron que era imprescindible cargárseme a mí y al periódico MELILLA HOY. Lo intentaron creando o alentando otros diarios o semanarios. Emplearon todos los medios imaginables, nos insultaron y calumniaron, aseguraron (y siguen asegurando) una y otra vez nuestra muerte. Fracasaron política y empresarialmente. Entonces -con el apoyo tontuno, cobarde y absolutamente injusto de algunos asustadizos miembros del PP local- lo intentaron vía juzgados y utilizando como excusa el campo de golf local, una institución deportiva pública cuya gestión deportiva le estaba costando a la Ciudad Autónoma de Melilla más de 400.000 euros anuales y que, tras llegar a un acuerdo con el Club Campo de Golf Ciudad Autónomo de Melilla, pasó a costarle 140.000 euros anuales, 95% de los cuales iban destinados al pago de personal que el Club heredó de las empresas que antes prestaban sus servicios a la CAM. Los cuatro años de gestión del Campo por el Club ahorraron a la CAM más de 1 millón de euros y, además, consiguió que el número de federados, de jugadores de golf -que era el objetivo fundamental del acuerdo- se multiplicara por 10. Sin embargo, los enemigos del PP, junto con los miedosos del partido, nos denunciaron, y denunciaron también a otras varias decenas de personas- presidente de la CAM, consejeros, directores generales, funcionarios, familiares, miembros fundadores del Club que permanecieron solo unos días como tales y un largo etcétera- en el año 2014, con la ayuda de unos atestados dirigidos por el Guardia Civil Sergio Rodríguez Martínez, al que posteriormente condecoraron y lo mandaron a Bruselas para que cobrara mucho más.

La lista de los delitos que nos imputaron era casi interminable. Éramos, según el atestado, unos monstruos, culpables de tantos delitos (cuya enumeración ahorro a los inocentes lectores para no agobiarlos, por el momento) que extrañaba que no incluyera el delito de haber asesinado a Kennedy (dicho sea con evidente y literaria ironía). Se nos trató, sin serlo, como a detenidos y se nos practicó (no a todos, repito, no a todos) la a todas luces innecesaria y para nuestros abogados claramente ilegal -excepto para causar un tremendo daño moral- "reseña", huellas, fotos, fichaje en los archivos delicuenciales, etc. (en este tema he de agradecer profundamente a los agentes de la Guardia Civil que me la practicaron las numerosas excusas que me pidieron). Se nos insultó y calumnió una y otra vez en los panfletos de la época, comandados por el PPL de Ignacio Velázquez. Fue un auténtico tormento para muchos, para los familiares de todos e incluso, y de manera irreversible, para la salud mental de algunos.

Años después, el Tribunal Supremo, al que el presidente de la CAM y senador, como aforado, acudió, le absolvió de todos los presuntos delitos de los que, como consecuencia de los atestados, era acusado. Pasaron a ser cosa juzgada. Ahora, cuatro años más tarde de la interposición de la que, en nuestra opinión y en la de muchos letrados de prestigio, fue una gravísima y falsa querella, todos esos "delitos" y muchos más han desaparecido. Ahora sólo (¡sólo!) permanece un presunto delito de malversación por presunta y minúscula deuda (que la CAM ya no reclama) derivada de una curiosa interpretación de la aplicación de las tasas por jugar al golf, una tarea responsabilidad de la CAM en la que el Club Campo de Golf simple y gratuitamente solo ayudaba, en la que no se acusa a nadie de haberse quedado con un solo euro y en la que, una vez que se analicen los informes pertinentes y se sume y reste correctamente, se deducirá, matemáticamente hablando, que es la CAM la que debe dinero al Club, no al revés.
¿Y ahora qué? Una vez que todo este martirio termine y se haga Justicia, ¿qué va a pasar?. La respuesta, como en las películas antiguas, en la próxima entrega. Ahora ya anuncio, como primer paso, una querella criminal contra Emilio Bosch. Me repugna tener que hablar de esta monstruosidad. Me indigna que los que tanto daño injusto han hecho encima nos denuncien. Pido disculpas por no haber atendido a los amigos que me aconsejaron que no trabajara sin cobrar un euro, porque -incapaces de entender siquiera el altruismo- muchos, como ha ocurrido, buscarían e inventarían las vueltas para denunciarme. Desoigo los bien intencionados y razonados consejos de los que opinan que, para evitar males y venganzas mayores, es mejor callar, y coincido con María Elvira Roca en su libro Imperofobia y leyenda negra cuando dice que alguna de las Bienaventuranzas le parecen "un programa ético lamentable, y poner la otra mejilla es pura y simplemente inmoral, porque nada excita más la maldad que una víctima que se deja victimizar". Ya no puedo aguantar más tanta injusticia, tanto y tan largo despropósito. Ahora estoy, todavía, físicamente mal, la rodilla me sigue martirizando, pero por encima de todo tengo unos amigos, pocos, maravillosos, una familia que me adora y a la que adoro y, allá a lo lejos, un campeón que da luz a mi vida, minimiza mis problemas y me hace invencible al desaliento. Jamás me rendirán. Nunca me rendiré. Lo llevo demostrando desde que, hace 33 años, nació el diario MELILLA HOY en una ciudad que estaba sin periódico propio. Jamás me rendirán.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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