La ausencia de buena parte de la población no ha hecho mella en las calles durante las procesiones, que se han convertido en un lugar de encuentro y recogimiento para quienes se han quedado, logrando entre todos que esta Semana Santa brille como nunca y ni siquiera pequeños incidentes que no han trascendido hayan logrado empañarla Melilla acaba de pasar página a una Semana Santa de esplendor. Una de las mejores de los últimos años, sin duda, a pesar de su inicio triste por la salida frustrada del Domingo de Ramos. Nos quedamos sin ver a nuestra Pollinica por las calles de la ciudad y su majestuoso paso por el Parque Hernández, pero en los días sucesivos, hasta el Domingo de Resurrección, han sido muchos los melillenses que se han echado a las calles a arropar a las cofradías y sus tronos. Ninguna imagen se ha quedado en su templo por falta de hombros sobre los que salir. Y la meteorología, aunque podría haber sido mejorable, ha respetado todos los días de la Semana Santa, excepto el primero, en el que ni el viento ni la lluvia impidieron que muchos melillenses subieran a Batería Jota a ver a la Virgen de la Esperanza y a la Pollinica.
El Encuentro del Domingo de Resurrección, multitudinario en la Plaza de España y la Avenida, puso el mejor broche a esta Semana Santa, que cumple un año más con una tradición que necesita del esfuerzo titánico de todas las cofradías. El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, lo definió bien hace unos días cuando afirmó que «es un milagro que haya Semana Santa todos los años en Melilla», y que ésta mantenga «una dignidad impresionante». Que eso sea así es gracias a ese esfuerzo que poníamos en valor líneas atrás, que es común en todas las cofradías, y que no decae pese a que cada año que pasa es más difícil mantener ese listón tan alto e incluso superarlo. Unas dificultades a las que se añade el clásico éxodo de melillenses que aprovechan estos días para marcharse de vacaciones, unos 10.000, según los cálculos de la Ciudad Autónoma. Una ausencia que se ha notado en el día a día de esta pasada semana, y que seguramente se seguirá notando en esta, dado que continúan las vacaciones escolares hasta el próximo lunes. Pero sin embargo, esa ausencia de buena parte de la población no ha hecho mella en las calles durante las procesiones, que se han convertido en un lugar de encuentro y recogimiento para quienes se han quedado, logrando entre todos que esta Semana Santa brille como nunca y ni siquiera pequeños incidentes que no han trascendido hayan logrado empañarla.
Por ejemplo, este Periódico ha podido saber que el Lunes Santo, se produjo un lanzamiento de huevos cuando La Sentencia llevaba escasos minutos de recorrido procesional y se encontraba casi a la altura de la Avenida de la Democracia. Los huevos, que iban dirigidos al trono, terminaron impactando en el suelo. Y el Jueves Santo, en la salida procesional de Batería Jota, un hombre profirió insultos contra Nuestra Señora del Mayor Dolor, pero fue inmediatamente reducido por la Escuadra de Gastadores de la Guardia Civil que acompañaba a la procesión y trasladado a la Jefatura Superior de Policía. Una rápida e impecable actuación de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que impidió que una chispa en forma de ofensa se convirtiera en un incendio, algo que no ocurrió finalmente porque la convivencia en paz y el respeto entre confesiones están en Melilla muy por encima de acciones aisladas de quienes, lamentablemente, prefieren ir en dirección contraria y equivocada.
