Durante todo el día de ayer continuó el juicio oral por el asesinato, en octubre de 2012, de F.M.B. -alias “el chita”- a manos de 3 o 4 individuos que lo asaltaron armados con catanas y machetes, apuñalándolo y provocando que muriera desangrado. Durante la jornada de ayer tuvieron lugar las declaraciones de más de una decena de agentes de la UDEV, entre ellos los instructores y el jefe de la unidad, quienes trataron de aclarar cuál fue el proceso que les llevó a acusar a los cuatro imputados por el delito de asesinato. Los agentes mantuvieron en todo momento la tesis de que hallar testigos fue una tarea de extrema dificultad, debido principalmente al miedo que tenía la gente a hablar, dada la violencia del crimen y teniendo en cuenta que “el chita” era un individuo que se había ganado un nombre en el ámbito delincuencial, tal como afirmaron los agentes. Producto de este miedo, según sostienen, han sido gran parte de las negativas a testificar, así como de las retractaciones e incomparecencias de algunos testigos.
El juicio por el “caso de las catanas”, por el asesinato de F.M.B., alias “el chita”, en octubre de 2012, continuó ayer con una maratoniana jornada de cerca de 9 horas en la que el jurado popular pudo escuchar los testimonios de más de una decena de agentes de la Policía Nacional, entre ellos los investigadores y responsables de la UDEV (Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta), que fue el grupo encargado de llevar a cabo la investigación.
Además de las declaraciones de los agentes de la UDEV, prestaron declaración el agente franco de servicio que atendió a “el chita” mientras se desangraba, los agentes que acudieron en primera instancia al lugar de los hechos y uno de los principales testigos con los que contaba la acusación, un amigo de F.M.B. que estuvo con él horas antes de su asesinato y que señaló a los acusados como los autores del mismo.
UDEV
Las declaraciones de los agentes de la UDEV se prolongaron a lo largo de todo el día y se enfocaron en tratar de arrojar luz acerca del proceso que siguió la investigación.
Según el testimonio del que era por entonces responsable de la UDEV, desde un primer momento de la investigación los agentes contaron con informaciones no formales (no constan como declaraciones) de multitud de personas que apuntaban a los acusados como los supuestos autores del asesinato de “el chita”.
Dichas informaciones anónimas condujeron, con el paso de las semanas, a la localización de otras pistas y de otros posibles declarantes, si bien el inspector de la UDEV (así como el resto de agentes) destacaron en todo momento que había un gran temor entre la gente de cara a prestar declaración. “La gente tenía mucho miedo de declarar, temían por sus vidas”.
Preguntado por el origen de este supuesto miedo que los acusados inspiraban, tanto el inspector como el resto de implicados en la investigación afirmaron que se debía a que “el chita” era un delincuente violento y agresivo (cumplió 10 años de prisión por matar a un hombre y “solía portar arma blanca”), un individuo bien conocido en el ámbito delincuencial que se había hecho un nombre, por lo que su asesinato a manos de los acusados habría inspirado pavor en la gente; “si son capaces de dar muerte a alguien así, ¿qué no serían capaces de hacer?”, afirmó el inspector.
En este clima de miedo, la aparición de 2 testigos protegidos suscitó la detención de los acusados, ya que los agentes declararon estar convencidos de que habían sido ellos, si bien no tenían pruebas válidas a nivel judicial. A pesar de la protección policial, el primero de los dos testigos (el segundo declaró el martes) “huyó” a Alemania hace 5 años, desentendiéndose del proceso, quizás también por miedo, “o le han amenazado o le han pagado”, afirmó.
El amigo de F.M.B.
Otra de las declaraciones más esperadas de ayer era la de uno de los amigos del fallecido, quien fuera protagonista de la pelea en la que F.M.B. tuvo que intermediar y que, a la postre, ha sido considerada como el evento “detonante” de su asesinato esa misma madrugada.
Este amigo, que actualmente se encuentra en prisión junto con dos de los acusados en este proceso (todos ellos por otras causas), declaró en contra de los acusados al inicio del proceso, tanto en sede policial como en sede judicial, y además llegó a denunciar ante la policía en varias ocasiones el haber recibido amenazas de muerte por su intención de declarar.
Estas amenazas, supuestamente realizadas por los distintos acusados en distintos momentos, incluyeron un supuesto intento de amedrentarle usando un arma de fuego (llegaron a disparar a una pared) y amenazas como “te vamos a matar, chivato” o “te vamos a hacer como la mara salvatrucha”. El testigo llevó a juicio a los acusados por estas amenazas, aunque fueron absueltos ya que no ratificó su acusación en su declaración ante el juez.
Una agente involucrada en la investigación declaró que el testigo se había negado a declarar porque fue trasladado a los juzgados en compañía de los acusados e iba a ser devuelto, tras el juicio, al mismo penal que ellos y en el mismo transporte.
Más allá de las presiones sufridas, o no, por el testigo, la realidad es que durante el acto celebrado ayer tampoco se ratificó en sus declaraciones iniciales, aduciendo una total falta de memoria en lo relativo a los hechos, tanto por el tiempo transcurrido como por estar tomando “mucha medicación”.
De este modo, ante las preguntas del Ministerio Público y la Acusación Particular -en representación de la familia de F.M.B.-, el testigo negó conocer a los acusados más que “de vista” o tener una mala relación con ellos, declaró no recordar si F.M.B. intervino en la pelea previa a su asesinato para defenderle o si uno de los acusados (M.M.A) sacó un cuchillo durante dicha pelea.
En la misma línea, el testigo declaró no haber sido amenazado nunca y no tener miedo, contradiciendo de este modo sus declaraciones previas y también lo manifestado por los agentes, quienes consideraban que estaba “aterrado”. Negó también haber recibido nunca un ofrecimiento de 15.000 euros de manos del tío de Y.K.A. a cambio de su silencio.
Pese a que afirmaba no recordar nada -”hace muchos años de esto”- confirmó que una semana después de la muerte de “el chita” vio a cuatro individuos armados con cuchillos de grandes dimensiones corriendo hacia él, aunque declaró no tener ni idea de quiénes eran -”iban cubiertos”- y afirmó haberse limitado a salir huyendo del lugar.
A pregunta de uno de los letrados de la defensa, el testigo afirmó con rotundidad; “No se quién mató a F.M.B.”
El testigo concluyó su declaración respondiendo a unas preguntas realizadas por el magistrado de la sala en lo relativo a su situación en el centro penitenciario en la actualidad; el testigo afirmó que, pese a que se encuentra en la misma prisión que dos de los acusados, no se encuentran en el mismo módulo, que no coincide con ellos en ningún momento y que éstos no se han puesto en contacto con él para enviarle mensajes relativos a su declaración en este proceso.
Familiar de un poderoso narcotraficante
En cuanto al porqué del miedo de los testigos a la hora de prestar declaración contra los acusados, a la tesis del inspector se sumó otra hipótesis expuesta por uno de los agentes que participó en la investigación. Según este agente, el amigo de “el chita”, a quien llamaremos “X”, se negó a señalar a uno de los acusados, Y.K.A., por tener éste vínculos familiares con un poderoso narcotraficante afincado en nuestra ciudad. El agente que realizó esta afirmación declaró también que el testigo protegido 1 le dijo que “jamás” declararía que Y.K.A. había estado en el lugar, ya que “no quería problemas” con el mencionado familiar.
“Al acusado Y.K.A., alias ‘Estopi’ nadie ha querido identificarlo (ni siquiera los testigos protegidos) […] supimos de su existencia a raíz de otras declaraciones” y de informaciones provenientes de informadores anónimos de la Policía.
