Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Columna sanitaria

¡¡No pego ojo!!

Desde tiempos inmemoriales los seres humanos hemos hecho nuestras propias interpretaciones de los sueños. En las religiones paganas de la Antigüedad -griegas, romanas y egipcias- los sueños estuvieron ligados a mensajes de dioses y demonios.
Era muy común que en el templo de Serapis (dios sincrético griego y egipcio) que los devotos ejercieran el rito de la incubación que consistía en dormir al lado de la divinidad para que ésta se manifestara a través del sueño.
En el Génesis vemos a José interpretando los sueños para el Faraón. En el Cristianismo son famosas las tentaciones que dicen sufrir los santos por medio de los sueños y las pesadillas de Teresa de Ávila representan una muestra del misticismo cristiano.
El filósofo griego Heráclito decía que los sueños eran una experiencia propia de la persona. Sigmund Freud rompió la teoría de las supersticiones y dijo que los sueños son manifestaciones del inconsciente.
Por otro lado se sabe que los mamíferos también sueñan y algunos lo hacen más o menos como los humanos.
Lo que sí es cierto es que «Como la noche sucede al día, el sueño lo hace con la vigilia».
A pesar de que el sueño ocupa la tercera parte de nuestra existencia, su naturaleza y alteraciones se han ignorado en medicina durante siglos. En las últimas décadas se ha comprobado que el sueño es una conducta heterogénea y compleja, que entre el 8 y el 15 % de la población sufre algún trastorno en relación con él y que sus alteraciones pueden tener consecuencias importantes para la salud. Por tanto deducimos que es una alteración a tener en cuenta. Entre los diferentes trastornos del sueño el más frecuente es el INSOMNIO y es a éste al que nos vamos a referir.
Definimos el insomnio como la sensación subjetiva de no poder dormir cuando o cuanto se desea; aunque es preciso aclarar que, en circunstancias iguales, cada persona necesita más o menos horas de sueño con respecto a otras. La duración del insomnio es la guía más importante para su evaluación y tratamiento. Este proceso es más frecuente en adultos y en el sexo femenino, es más raro en la edad infantil y cuando aparece en estas edades, la mayoría de las veces se debe a malos hábitos de sueño cultivados por sus padres. Vamos a distinguir dos tipos de insomnio:
1.Insomnio de corta duración: (no más de 3 semanas) Debidos a estrés, alteraciones ambientales o emocionales, presencia de dolor, por estimulantes (café, nicotina), retirada de agentes depresores del Sistema Nervioso Central (barbitúricos, benzodiacepinas, alcohol).
2.Insomnio de larga duración o crónico: (más de tres semanas) Es debido a varias causas que enumeramos a continuación: a) Trastornos Psiquiátricos (Depresión, Esquizofrenia, Psicosis Maniaco-Depresiva, Trastornos de Ansiedad, Ataques de Pánico, Trastornos Obsesivos-Compulsivos, etc.). b) Asociado a abuso de fármacos y otras sustancias (Alcohol, Sedantes, Anfetaminas, Cafeína, Teína, etc.). c) Insomnio condicionado y psicofisiológico. A veces el intenso deseo de dormir les impide conseguirlo a pesar de intentarlo de múltiples maneras. Estas personas llegan a asociar la habitación o la rutina anterior al sueño como la causa de no poder dormir. Su obsesión por el insomnio en estas personas puede hacer que disminuyan de manera exagerada actividades sociales, comidas o deportes por miedo a que les produzcan insomnio. d) Insomnio asociado a enfermedades no psiquiátricas (hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, asma, hipertiroidismo, enfermedades reumáticas, demencia, enfermedad de Parkinson, reflujo gastroesofágico, procesos que cursan con dolor, etc.) e) Síndrome de las piernas inquietas, el sujeto mientras duerme no para de mover las piernas y los pies. Estos movimientos pueden ser dolorosos y causar insomnio. f) Insomnio letal familiar, enfermedad producida por priones, tiene una supervivencia media de 2 años.
En cuanto al Tratamiento, se basa en dos pilares fundamentales:
«Medidas terapéuticas generales y tratamiento conductual que consisten en disminuir la ansiedad del individuo y de instaurar hábitos de sueño regulares y consisten en instaurar un horario regular para acostarse y levantarse, evitar leer y permanecer en la cama si el sueño no ocurre antes de 30 minutos, ejercicio físico regular, disminución o eliminación de sustancias estimulantes y alcohol y psicoterapia.
«Fármacos hipnóticos. Los más usados son las benzodiacepinas y loa agonistas del receptor benzodiacepínico. Las dosis habituales deben reducirse en ancianos. Los hipnóticos están indicados sólo en insomnio de corta duración o de forma intermitente en el insomnio crónico. No dar hipnóticos en los casos en los que el insomnio se deba a consumo de alcohol.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€