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La Mesa del Agua propone medidas para solucionar los problemas de agua de la ciudad

La Mesa redonda sobre el Agua organizada por Guelaya y en la que participan todas las fuerzas de la oposición ha emitido un breve informe en el que se analizan los diferentes problemas de agua de la ciudad, tanto a nivel cuantitativo (falta, y el gasto es muy superior a la media española) como a nivel cualitativo (la calidad del agua es tan baja que muchos dudan de su potabilidad), y se proponen soluciones alternativas al mero aumento de la demanda que propone el Gobierno actual por medio de la ampliación de la desaladora. Los problemas de agua de Melilla, a cuya definición y acotación se dedicó parte del tiempo de trabajo de la Mesa redonda sobre el Agua organizada por Guelaya (y en la que participan todos los partidos de la oposición), son tanto de tipo cuantitativo (falta y hay un mal uso) como cualitativo (es de mala calidad).
Desde la mesa recuerdan los problemas de abastecimiento en algunos barrios debido a la falta de presión del agua. Estos problemas pueden verse incrementados por problemas en la producción de agua en la desalinizadora u otros como la falta de capacidad de potabilización de agua y/o desalobradora del embalse de las Adelfas, “que siendo un almacén de agua para varias semanas, no consigue sustituir a la desalinizadora si ésta tiene problemas de más de 24 horas”.
Según los integrantes de la mesa, la respuesta de la CAM es afirmar que el problema se resolverá cuando se amplíe la planta desalinizadora con el cuarto módulo, “es decir, un problema de demanda se soluciona con un aumento de la oferta”. Desde guelaya destacan el hecho de que el consumo de agua por persona y día en Melilla está próximo a los 400 litros, siendo muy superior a la media de consumo por habitante y día en España, que era de 132 litros en 2014 según el INE. Además, recuerdan que el el objetivo que marca el Plan Hidrológico de la Demarcación de Melilla para 2021 es de 260 litros, el doble que la media española 7 años antes, “y la tendencia anual no induce a pensar que los objetivos se vayan a cumplir”.
“Si el objetivo es gastar menos agua, la solución no puede ser sólo producir más agua mediante desalinización”, sentencian desde Guelaya.
Desde el punto de vista cualitativo, el panorama es casi peor; “la calidad de agua en Melilla se percibe tan mala que incluso se duda de que sea potable, y la percepción no va a cambiar al prometer que el agua va a ser mineral, porque ya se anunció eso con la inauguración de la desalinizadora, y han pasado para 10 años”.
“La población de Melilla, para beber agua en las casas, va a las fuentes públicas, compra agua mineral embotellada o instala depuradoras de ósmosis en sus domicilios. Merece la pena estimar el gasto económico que las familias melillenses invierten en beber agua, ya sea en dinero o en tiempo”.
Esta situación no sólo afecta a la disponibilidad del agua y al bolsillo de los melillenses, sino que también implica un aumento de los residuos de plástico que producimos en la ciudad y por cuya incineración (que produce contaminantes) también tenemos que pagar los melillenses.
Asumiendo que la cuentas del agua en Melilla se hacen para 95.000 personas, porque se cuentan al menos 10.000 habitantes “flotantes”, los datos del Plan hidrológico de la Demarcación señalan que los ciudadanos gastamos el 75% del agua que se consume en Melilla, sin embargo, desde Guelaya siguen sin saber quién consume y no paga el 25% restante, alrededor de 9.000 metros cúbicos diarios (colegios, edificios institucionales, cuarteles, servicios públicos, etc).
Tras definir los problemas de agua de la ciudad, los diferentes integrantes de la Mesa redonda sobre el Agua llegaron a una serie de medidas que deberían tomarse para paliarlos, como mejorar el tiempo de reacción ante fugas accidentales y la detección y control de las pérdidas y el gasto de agua, aumentar el porcentaje de aguas terciarias reutilizadas desde el actual (prácticamente nulo) hasta el 100%, implementar tasas progresivas (subir los impuestos) de modo que los sectores de población que más agua gastan (por regar jardines privados o tener piscinas), paguen el agua más cara.
Otras medidas propuestas incluyen la concienciación y educación ambiental para que la población contribuya más al ahorro de agua en Melilla o la mejora de la calidad del agua de los pozos mediante la recarga de acuíferos, como el del río de Oro, para frenar la inclusión marina, y el mantenimiento de la importancia geoestratégica del servicio de aguas en Melilla.
Desde la Mesa redonda afirman que la ampliación de la desalinizadora no sería necesaria si los datos de litros/habitante/día en Melilla fueran semejantes a la media española, aunque la calidad del agua sí que mejoraría con la ampliación, dicha ampliación también supondría un aumento de la oferta hasta situarla tres veces por encima de la media española.

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Fernando Lamas Moreno

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