Viendo esta fotografía facilitadas por melillenses que atraviesan con asiduidad los puestos fronterizos que separan nuestra ciudad de Marruecos se puede entender que los menores extranjeros no acompañados (Menas) son capaces de hacer cualquier cosa con tal de lograr su propósito de pasar a Melilla. Así vemos a pequeños que a diario se meten en todos los huecos de los vehículos en los que les sea posible o subirse incluso a los techos, de camiones de grandes dimensiones, ya sea tengan destino nuestra ciudad como el propio puerto de Beni-Enzar, todo ello con el fin último de aspirar a viajar como polizones en algunos de los barcos que nos unen con la Península.
Pero no son los únicos métodos que emplean para acceder aquí porque estos son variados, desde la tradicional carrerilla para no ser alcanzados por los agentes que controlan los accesos a Melilla, como supuestos familiares que actúan como acompañantes de otras personas que sí están documentadas, en dobles fondos y otras formas que buscan cualquier resquicio con el que puedan alcanzar su sueño.
Así, el número actual de Menas acogidos alcanza la cifra de 725, según ha desvelado el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, de los cuales 529 están acogidos en La Purísima Concepción; 120 en el Centro Asistencial La Gota de Leche; 40 en la Divina Infantita y 17 en Palencia bajo la tutela de la Ciudad Autónoma. A todo ello hay que sumar un número indeterminado de "niños de la calle", es decir aquellos que prefieren vivir fuera de los centros de acogida para tener libertad de horario y con ello más posibilidades de colarse en los barcos, y que ronda entre los 100 y los 200. Todo un reto para la gestión de nuestro Gobierno.
