Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Carta del Editor

Dejar de vivir en la fantasía del gasto público, o dejar de prohibir e intervenir

Al morir Franco, el 20 de noviembre de 1975, el Estado gastaba algo más de un 25% del Producto Interior Bruto. En la época de la presidencia del socialista Felipe González, desde finales de 1982 hasta 1992, el gasto público llegó al 50% del PIB. Hoy, gobierno "de derechas", presuntamente liberal -en economía se considera liberal todo aquello que favorece lo privado sobre lo público, que pretenda congelar o bajar los impuestos, que intenta que descienda el gasto público y crezca el ahorro, que no comprometa el futuro endeudando al país- hoy, el gasto público, la deuda derivada de ese gasto, supone la terrible cifra del 100% del PIB. "Y esa transferencia de riqueza del sector privado al público se traduce en un deterioro inevitable de la productividad. Al morir Franco, el 20 de noviembre de 1975, el Estado gastaba algo más de un 25% del Producto Interior Bruto. En la época de la presidencia del socialista Felipe González, desde finales de 1982 hasta 1992, el gasto público llegó al 50% del PIB. Hoy, gobierno "de derechas", presuntamente liberal -en economía se considera liberal todo aquello que favorece lo privado sobre lo público, que pretenda congelar o bajar los impuestos, que intenta que descienda el gasto público y crezca el ahorro, que no comprometa el futuro endeudando al país- hoy, el gasto público, la deuda derivada de ese gasto, supone la terrible cifra del 100% del PIB. "Y esa transferencia de riqueza del sector privado al público se traduce en un deterioro inevitable de la productividad. Liberalismo no es lo que tenemos. Liberalismo es lo que nos falta", concluye Daniel Lacalle, el viernes conferenciante en Melilla, junto con otro economista liberal, Carlos Rodríguez Braun.
"Think against de box". Pensar contra la caja, en la traducción literal del inglés, o pensar en contra de lo establecido, en su aplicación española. Es lo que recomienda Daniel Lacalle en el que quizás es su mejor libro, "Nosotros, los mercados" y añade: "La deuda real del Estado alcanza el billón de euros; ¿le prestaría usted a una empresa que se endeuda sólo para pagar gastos corrientes e intereses?". Evidentemente, no lo haría, aunque es cierto que "la deuda privada se contrae libremente, mientras que la deuda pública es impuesta obligatoriamente". "Lo que hace falta es que España y Europa…atraigan capital en vez de espantarlo y dejen de vivir en la fantasía del gasto público…y entonces verán que no hace falta prohibir e intervenir; la demanda llegará sola".

En la conferencia del viernes, muy bien organizada por la sociedad pública Promesa, con el título de Marco actual socioeconómico de la Unión Europea y Marruecos, Carlos Rodríguez Braun habló de la necesidad de la seguridad jurídica como marco del desarrollo. Recomendó a los gobernantes que hagan el menor daño posible. Aconsejó, con respecto a nuestro vecino Marruecos, que hagamos lo posible para que llegue a ser más rico. Apostó por innovar, incluso en sus propios calcetines. Daniel Lacalle, considerado como unos de los economistas más influyentes del mundo, defendió el crecimiento sincronizado de la deuda. Comentó las posibles consecuencias de la subida del dólar y, sobre Marruecos, la mejora de su productividad. Tocó, también, la ralentización económica europea y el peligro del gasto, sobre el que ningún gobierno quiere tomar medidas estructurales. Cree que la economía de España va bien, con un importante pero: todo lo que ha ahorrado el sector privado se lo gasta el sector público. Está convencido de que la economía de Melilla tiene una oportunidad fantástica y se extrañó de la sorprendente y nociva popularidad de los bancos centrales. No cree que las ventajas fiscales sobre el juego on line tengan eficacia en Melilla, por su cortoplacismo político, no como ocurre, por ejemplo, en Delaware e incluso en Gibraltar, donde existen sistemas fiscales duraderos, predecibles y sencillos. A los políticos, una recomendación económica: reconocer que no sabéis. Melilla debería ser un elemento fundamental para el Norte de África, pero, entre otras razones, no lo es porque en la UE no hay suficiente liderazgo. Preguntado por las pensiones contestó que hay evitar un sistema insostenible, para lo que es necesario apartar a los políticos de eso, considerando solo factores técnicos y a base de más ahorro voluntario. La burocracia es un monstruo que se da fuerza a sí mismo. Sólo se da el crecimiento sin intervencionismo y el paro es generado por la intervención en el mercado del trabajo. Las cosas vienen de la sociedad civil, fueron las últimas aportaciones de los dos brillantes conferenciantes.

Posdata
¿Qué debería ser una Consejería de Fomento? Pues debiera ser, como su mismo nombre indica, un organismo público que "fomente". ¿Cómo se define el verbo transitivo fomentar? Como el hecho de favorecer de algún modo que una acción se desarrolle o que aumente un aspecto positivo de ella. Sus sinónimos serían promover, impulsar, avivar, inducir, animar. Sus antónimos: obstaculizar, dificultar, entorpecer. La Consejería de Fomento de Melilla, ¿está más cerca de fomentar y animar o de obstaculizar y dificultar? Se admiten apuestas. Me imagino las respuestas, que deberían servir no para enfadar, sino para mejorar lo manifiestamente mejorable, para hacer honor a su propio nombre: fomento. Espero que, tras la conferencia del viernes, los políticos asistentes hayan aprendido algo de economía y que atiendan la recomendación de Daniel Lacalle: reconocer humildemente que no sabéis. O, al menos, que piensen en lo que decía el expresidente norteamericano Ronald Reagan: "las palabras más peligrosas que conozco son, hola, soy del gobierno y vengo a ayudar. Algunos son aún más peligrosos: vienen directamente a dificultar y entorpecer.

Loading

Enrique Bohórquez López-Dóriga

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€