Eso es lo que resultó la jornada del pasado miércoles, por lo menos hasta el momento, ya que el cuadro da de sí para muchas horas de tenis. Es un cuadro grande (normal en un torneo de categoría máster 1000), con cuadro masculino, femenino y de dobles masculino y femenino y estamos en los albores de los octavos de final. Sea bienvenido este «atracón» de tenis porque en muy pocas ciudades del mundo tienen la suerte de disfrutarlo y nosotros, «los muy aficionados», de deleitarnos con ello. A propósito de esto, también por estas fechas suelen correr rumores… sobre que, por ejemplo, cuando se termine el contrato que tienen los organizadores, el propietario sr. Tiriac y demás mandamases, se llevarán el Torneo a Rusia por que ofrece más dinero por organizarlo, que si el Ayuntamiento de Madrid no está por la labor de seguir con el Torneo, en fin, los rumores de todos los años. El actual contrato tiene vigencia hasta el año 2020, luego de momento seguimos con el Torneo en Madrid.
¿Y si hablamos de tenis? Pues mejor. En la mañana del pasado miércoles hubo un buen partido entre la nº 1 del torneo, la rumana Halep y la checa Kristyna Pliskova, que venía de jugar las eliminatorias previas (se denomina la Quality). El partido no tuvo mucha historia, porque la rumana fue superior y ganó por un 6-1 y 6-4, apuntando a ser candidata a estar por lo menos en las semifinales, con un posible enfrentamiento con Sharapova y compañía.
A continuación, en la pista Manolo Santana, presenciamos un gran encuentro entre el británico Edmund y el serbio Djokovic, este año nº 10 del torneo. Ganó Edmund por 6-3,2-6 y 6-3, en un partido duro, igualado, gran fuerza por parte de Edmund, en sus saques y en su derecha, con jugadas de calidad de Djokovic, que jugó así a ratos, en otros momentos parece «que se va del partido» y no tiene la seguridad de antes en sus golpes. Pero todo lo anterior, es cuestión de tiempo para el serbio, creo que volverá por sus fueros. Lo cierto es que se nos ha ido un grande, pero se veía venir, mientras no coja una marcha más en su juego. Actualmente hay unos cuantos tenistas que juegan muy bien y hay que ganarles, por ejemplo a Edmund.
Por fin debutó Nadal frente al francés Monfils. Gran expectación, lleno total en las gradas, sol y calor como le gusta al mallorquin. No es que no estuviéramos seguros de quién iba a ganar, es que Nadal es un jugador carismático, muy mediático y, además, en estos momentos está como nº 1 del mundo, que no todos los años por estas fechas se dio esta circunstancia. Sí, ganó Nadal por un claro 6-3 y 6-1 y jugando bien, como se espera de él, inmenso drive liftado que es una pesadilla para los contrarios, y además, este año el revés lo tiene mucho mejor que el año pasado por estas fechas, lo que le permitió ganar todos los torneos de tierra incluido Roland Garrós, salvo el de Roma. Se nota mucho la mano de Carlos Moyá como entrenador, véase por ejemplo el saque, mucho más colocado y con efecto, difícil de restar con garantías por parte del contrario.
Si a todo lo anterior le añadimos que Rafa ha jugado contra un gran jugador atípico, heterodoxo, provocativo, divertido, que a muchos entusiasma y a otros, los menos, malhumora por sus ocurrencias en la pista, sus diálogos con parte del público, con el árbitro, con un buen repertorio de excelentes golpes, sus desplantes, en fin, todo muy divertido, entretenido, pero todo ello claro, insuficiente para ganar a Nadal, que muy profesional él no se desconcentra en ningún momento.
Lado triste de la jornada: Que perdió Feliciano López en tres sets, el director adjunto (a Manolo Santana) del torneo, frente al argentino Schwartzman, nº 13 del torneo. Feliciano estaba muy cansado después de la victoria del pasado martes a última hora… Ahora le quedará más tiempo para dedicarse a las tareas directivas del torneo y quién sabe si el año que viene se dedicará ya en exclusiva a ellas. Lo veremos.
