Esta final del cuadro masculino ha sabido a poco, no porque no la hayan jugado dos grandes jugadores que van a dar mucho que hablar y escribir en el mundo tenístico en un futuro inmediato, sino es que se esperaba que durara más tiempo, porque la batalla se esperaba más dura, más igualada, con alternativas emocionantes. Por esa esperanza compartida por muchos, es por lo que se dispusieron a presenciarla en directo los aficionados que demandaron todas las localidades disponibles de este templo del tenis mundial que ya es la Caja Mágica.
Pero al final resultó que el partido fue más bien plano, de emociones y de juego. Me apresuro a señalar, de juego de gran calidad, de muchos quilates por ambas partes, pero ello no está reñido con afirmar que la victoria del alemán A. Zverev en dos sets por un doble 6/4 ha resultado, visto lo visto, clara, dulcemente inevitable diría yo, porque ha sido superior al austriaco Dominic Thiem a lo largo de todo el encuentro. Que quede claro, el alemán ha sido superior al austriaco en el partido de hoy y ello no quiere decir que vaya a ser superior en los próximos partidos, por ej. si se enfrentaran entre sí, la próxima semana en el Foro Itálico en Roma. Zverev se va del Torneo sin haber perdido un saque, porque es el que saca mejor y además su drive, su revés cruzado, incluso su rapidez moviéndose de lateral y hacia adelante, le han hecho ser el mejor jugador del torneo y con mensaje serio para el futuro para Nadal, incluso para R. Federer.
Si tengo que describir las virtudes que adornan el juego y las características que adornan a Dominic Thiem, es posible que tenga relatar casi las mismas que acabo de señalar para el juego del jugador alemán que ha tenido enfrente, pero entonces habría que indicar aquella frase tan descriptiva de que ¡hoy no ha tenido su día! A Thiem hoy le ha podido la presión de la final, y quien sabe si «la culpa de haber ganado a Nadal en tierra y en Madrid», pero es que ha jugado nervioso, mascullando consigo mismo frases de enfado y ha cometido errores no forzados en un porcentaje mayor de lo que es normal en él. El drive paralelo y el revés cruzado se le iban fuera de la pista, por poco, pero se le iban y en algunos momentos ha dado la sensación de impotencia y de abandonarse a su suerte. Dulcemente, el partido ha ido transcurriendo sin sobresaltos hacia su final previsible…, nada que ver con la vibrante y dura final jugada ayer por el cuadro femenino entre Petra Tvitova y la holandesa Kiki Berstein.
El Torneo, pues, ha terminado. Ha sido el último que ha dirigido Manolo Santana después de diez años. ¡Qué nostalgia!, pero todo se termina y lo que viene también es bueno. El año próximo, porque según noticias de última hora el torneo va a continuar en Madrid, Feliciano López será el nuevo director y por tanto el torneo continuará mejorando en cuanto a la calidad tenística y en aspectos organizativos.
Habrá que intentar por ej. que los aficionados valoren y presencien en mayor cantidad, los partidos del cuadro femenino porque hay mucha calidad y competitividad en las jugadoras, aunque muchas veces no sean tan conocidas por el gran público. Necesitamos ¡ya!, una campeona española. Lo veremos.
