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Se consuma la burla

Si entonces Paz Velázquez fue capaz de cambiar el discurso por su propia conveniencia, no debe dejar de extrañarnos que ahora, tres años después, lo vuelva a hacer diciendo que ya no existe pacto de gobernabilidad porque ha conseguido lo que perseguía, que era integrar el PPL en el PP, aunque no se hayan cumplido la inmensa mayoría de sus 50 puntos restantes. ¿Esa es la regeneración democrática que vendían Paz Velázquez y el PPL en su conjunto? Ayer se cumplieron tres años de las últimas elecciones autonómicas. Y aunque el PP fue el partido más votado, con 13.672 apoyos que se convirtieron en 12 escaños, el verdadero ganador fue Populares en Libertad, partido PPL de infausto recuerdo, con 1.734 votos y un solo diputado. Y lo fue porque después de años de cebarse con los principales dirigentes del PP con tácticas propias de los abusones de colegio, como fueron los constantes ataques personales y familiares en las redes sociales y las decenas de bochornosos y burlones programas de televisión, PPL consiguió lo que realmente perseguía a cambio de su único escaño: suculentos sillones en la Ciudad Autónoma que no merecía por ser uno de los partidos menos votados de las elecciones y, sobre todo, integrarse en el PP, que era, por lo que se ve, el único objetivo que buscaba.
No lo dice este Periódico, lo ha reconocido esta semana la única diputada de PPL, Paz Velázquez, que ha asegurado que «ya no existe el pacto de gobernabilidad, sino un solo partido y un solo Gobierno monocolor», y que el fin del acuerdo era que PPL se integrara en el PP. Con estas afirmaciones, Paz Velázquez reconoce ante los melillenses con un total descaro que este acuerdo de gobernabilidad no buscaba la «regeneración democrática» que ella misma dijo el día que se firmó el acuerdo, la víspera de que diera su respaldo a Imbroda en la constitución de la Asamblea. Un apoyo que, pese a estar anunciado, no dejó de sorprender a todos los presentes en aquel Salón Dorado y al conjunto de la población por ser totalmente contrario al belicismo que la propia Paz Velázquez y el conjunto de su partido habían mantenido desde la fundación de PPL.
Claro, que si entonces Paz Velázquez fue capaz de cambiar el discurso por su propia conveniencia, no debe dejar de extrañarnos que ahora, tres años después, lo vuelva a hacer diciendo que ya no existe pacto de gobernabilidad porque ha conseguido lo que perseguía, que era integrar el PPL en el PP, aunque no se hayan cumplido la inmensa mayoría de sus 50 puntos restantes. ¿Esa es la regeneración democrática que vendían Paz Velázquez y el PPL en su conjunto? ¿Para qué un acuerdo de 10 páginas y medio centenar de compromisos, si el objetivo real era solo uno?
Se consuma la burla, que antes estaba disfrazada de defensa de la estabilidad de Melilla. Paz Velázquez, y también el resto de sus compañeros de partido, deberían tener en cuenta que a los melillenses no les gusta que se rían de ellos ni que los tomen por tontos. Y que tienen memoria. Por ello, lo más probable es que esta farsa que el electorado ha tenido que aguantar tenga su repercusión en las urnas dentro de un año justo. Si eso ocurriera, podría decirse entonces que el PP, además de demostrar unas enormes tragaderas, habrá pagado un precio alto por un pacto que no ha sido más que pan para hoy y hambre para mañana.

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