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Los menores de Purísima confeccionarán las literas que necesiten para los residentes

Tradicionalmente se han impartido talleres formativos en el centro

El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, anunció que los propios menores acogidos en el centro de Purísima participarán en talleres de soldadura en los que confeccionar las literas que precisa la institución. De esta forma se dará respuesta a una demanda creciente de camas, como lo constata el que al mes se produzca una media de 73 nuevas incorporaciones de menores extranjeros que acceden a la ciudad. Explicó el consejero que el refuerzo de camas que se plantearon hace algo más de un mes se solventará con la elaboración y confección de las literas que se precisen y que para ello se va a retomar el taller que con estos fines se ha impartido en otras ocasiones y en los que participan los propios menores acogidos. "Desde el centro me han propuesto de forma inteligente fabricar las camas, por lo que hacemos un taller de soldadura con los chavales, en el que les damos los materiales y ellos hacen las literas, con lo que matamos dos pájaros de un tiro: fabrican las camas que se necesitan y aprenden una profesión", dijo. Aunque no pudo detallar el número de literas que ya se han confeccionado, sí recordó que talleres similares se han llevado a cabo con anterioridad, en los que se produjeron las literas a tres alturas en uso.

Educadores de calle
Daniel Ventura apuntó que aunque la ocupación ha llegado a ser de 560 menores acogidos, en estos momentos en el centro de Purísima viven más de 540 niños y jóvenes extranjeros no acompañados y confirmó que los educadores de calle "siguen trabajando para recuperar al mayor número posible de niños vagabundos y puedan llevar una vida lo más normalizada posible en los centros".

Explicó que el número de menores acogidos fluctúa, pero que mensualmente se producen unas 73 entradas de niños marroquíes que cruzan la frontera con su documentación y acompañados por sus padres, que después los abandonan en la ciudad, y "lo que hacemos es atender a todo el que llega, porque no los podemos dejar fuera. Por ese motivo los centros se van adaptando en función de las necesidades".

En relación al programa de educadores de calle, que se retomó hace unas semanas, comentó que hace unos días se celebró una reunión de coordinación para aprobar las adaptaciones necesarias, "hacer una puesta en común para intentar mejorar el servicio y delimitar las zonas de influencia en las que trabajar" de una forma más operativa.

Acotar los espacios, según los educadores han detectado una mayor presencia de menores, mejorará el servicio y además facilitará al resto de la plantilla poder reforzar a sus compañeros cuando sea necesario, utilizando los vehículos para los desplazamientos y el traslado a los centros de aquellos menores "que voluntariamente" así lo decidan.

Influencias
En esta primera reunión de contacto los educadores no han informado de que haya adultos que estén impidiendo a los menores acercarse a estos trabajadores, aunque esta ha sido la tónica tradicionalmente, según reconoce el responsable de Servicios Sociales. "Ahora no se da esta situación, pero siempre se ha detectado en la calle a mayores que controlaban a los menores" y aunque los adultos suelen convertirse en protectores de los pequeños con los que suelen formar "una piña", esta influencia puede tener también "su connotación negativa e impulsar (a los pequeños) a otras conductas más disruptivas".

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Jesús Andújar

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