La candidatura marroquí obtiene únicamente 65 de los 203 votos de las federaciones que participaron en el 68 congreso mundial de la FIFA. EEUU, Méjico y Canadá organizarán el mundial de fútbol de 2026 tras lograr el 63% de los votos. Pese a la ilusión marroquí tras el visto bueno de los técnicos de la FIFA la semana pasada, el poder de convicción de EEUU a nivel internacional ha decantado la votación del lado de la candidatura conjunta norteamericana, que ha recibido el apoyo del bloque de países del Golfo y de la mayoría de países del sur de África, mientras que países vinculados con Marruecos, como Holanda, Bélgica, Francia o China, sí le han prestado su apoyo. Esta decisión compromete miles de millones de euros en inversiones futuras. La candidatura marroquí para organizar el mundial de fútbol 2026 (la edició que seguirá al polémico “experimento” de Qatar) experimentó hace una semana una fase de optimismo, cuando los inspectores técnicos de la FIFA dieron el visto bueno a la candidatura -aunque Marruecos puntuó bajo en infraestructuras, se salvó el “matchball” de una posible descalificación- y Marruecos pasó a jugarse la designación con la candidatura combinada norteamericana (Canadá, EEUU y México).
Geopolítica
Del total de 211 federaciones que integran la FIFA, 203 participaron en la votación; un total de 134 (el 63%) respaldaron la candidatura liderada por Estados Unidos, mientras que la candidatura marroquí recibió únicamente 65 votos (el 30%). Únicamete 2 federaciones se abstuvieron en la votación, mientras que la federación de Irán votó “ninguna de las opciones presentadas”.
Sorprendentemente, muchos países árabes que se consideran cercanos a Marruecos decidieron cambiar el sentido de su voto, siguiendo el rumbo tomado por Arabia Saudí, hasta el punto en que, en la región del Golfo Pérsico, sólo Qatar y el sultanato de Omán han apoyado a Marruecos. Países cono Jordania e Iraq han votado al que consideran uno de sus principales aliados estratégicos, mientras que el voto contrario de Líbano ha podido verse influenciado por las recientes acusaciones realizadas por Marruecos en contra de Hezbolá (aunque es considerado un grupo terrorista por la mayoría de países occidentales, en Líbano es uno de los partidos políticos más votados), grupo al que acusan de financiar al frente Polisario.
El caso de las federaciones africanas también resulta curioso ya que, pese al llamamiento del presidente de la CAF (Confederación Africana de Fútbol), Ahmad Ahmad, a que los países africanos votaran a favor de Marruecos, tanto Sudáfrica como un nutrido grupo de federaciones de países del África Subsahariana se decantaron por la opción Norteamericana.
A pesar de ello, y de las “amenazas” del vehemente presidente norteamericano, Donald Trump, la mayoría de las federaciones africanas apoyaron la candidatura marroquí.
Abstención española
Mientras que nuestro país finalmente se abstuvo en la votación de la FIFA, algunos pesos pesados de Europa mostraron su apoyo a la candidatura marroquí, entre ellos Italia, Francia -con fuertes lazos históricos y culturales con Marruecos-, Holanda y Bélgica -ambos países cuentan con una importante comunidad marroquí-.
Infraestructuras
Una de las grandes ventajas de Marruecos de cara a ganar la candidatura era que el Reino se comprometía ante la FIFA a asumir la práctica totalidad de las inversiones en infraestructuras (tanto deportivas como de comunicaciones y soporte) que una cita de este tipo requiere; Marruecos, de salir elegido, iba a invertir en torno a 2.000 millones de euros en la construcción y remodelación de instalaciones deporticas, así como una buena cantidad de miles de millones de euros en la mejora de su red de infraestructuras de comunicaciones.
La pérdida de esta oportunidad no sólo supone un freno a todas estas inversiones públicas, sino también al desarrollo de la iniciativa turística privada, especialmente en zonas económicamente deprimidas, como la vecina ciudad de Nador o la capital del Rif, Alhucemas, que se postulaban como sedes para la celebración de partidos.
La mayor baza de Marruecos, su ilusión, no ha sido suficiente para vencer a la macro-propuesta liderada por EEUU, un sobresaliente en infraestructuras y capacidad organizativa, ni a su poder de convicción en el plano geopolítico.
