A raíz de las declaraciones del ministro Grande-Marlaska relativas a la retirada de la concertina de nuestro perímetro, MELILLA HOY ha contactado con uno de los principales referentes de la ciudad en materia de extranjería, el letrado Antonio Zapata, quien no sólo ha valorado positivamente la iniciativa sino que ha recordado que dicho elemento de seguridad es “lesivo” y totalmente contrario a los derechos humanos. Como solución real al problema, propone la aplicación de una política internacional de cooperación “seria”, en los países de origen de los migrantes.
MELILLA HOY se ha puesto en contacto con Antonio Zapata uno de los principales referentes de la ciudad en materia de extranjería, para tratar una de las últimas propuestas realizadas desde el nuevo Gobierno, la realizada por el ministro del interior, el juez Fernando Grande-Marlaska, de retirar las concertinas del perímetro fronterizo de Melilla.
Zapata, que ya propuso este tema ante el Consejo General de la Abogacía hace tiempo, valoró “muy positivamente” la iniciativa de Grande-Marlaska, y deseó que se concretase en las próximas semanas.
“En su día ya dijimos que las concertinas son un elemento lesivo, agresivo, que no sólo servía para repeler, sino que causaban daños y riesgo para la vida”, recuerda Zapata, que sostiene que se trata de un elemento “contrario a los derechos humanos”.
Ante el argumento expuesto por algunos representantes políticos de la ciudad, que defendieron la utilización de este elemento pasivo de seguridad -“la concertina no persigue a nadie”-, el letrado no tuvo otro calificativo para el mismo que el de “pura demagogia”, dado que se trata de unos elementos “agresivos” que, además, “ni siquiera cumplen con su objetivo de persuasión, porque, a sabiendas de que están las concertinas, la gente sigue saltando”. “No comparto esa demagogia, el tema es más profundo, y no se puede actuar en contra de los derechos humanos”, concluyó al respecto.
Políticas en origen
La solución, según afirma el letrado, no está en “levantar una alambrada de cuchillas”, sino en “ver el problema con la dimensión que tiene”, dejando de “mirarnos el ombligo”, y comenzando a implementar “políticas de cooperación internacional serias” en origen, dado que la presión migratoria está llevando a la Unión Europea a una situación de crisis nunca antes vista (con el auge de los partidos euroescépticos y de extrema derecha). “Cosas como lo del Aquarius están afectando gravemente a la política migratoria común europea”, recuerda Zapata, quien rechazó la idea de que las concertinas puedan servir de solución a un problema de dimensiones continentales.
El próximo desafío: las “devoluciones en caliente”
Otra de las medidas que deberían llegar en este sentido, según Zapata, es la revocación de la autorización para realizar “devoluciones en caliente”. “Estamos esperando a ver qué resuelve el Tribunal Constitucional”, afirmó acerca del recurso de inconstitucionalidad interpuesto contra la disposición adicional de la Ley se Seguridad Ciudadana que permite dicha práctica, una práctica sancionadora de extranjería que desde el Consejo General de la Abogacía vienen tiempo denunciando como inconstitucional. El letrado recordó también que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya ha condenado a España (condena actualmente en proceso de recurso) por estas devoluciones.
