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El vicario invita a “ver la grandeza de Dios en la sencillez de las cosas”

(Autor: Guerrero)

La Iglesia del Sagrado Corazón acogió anoche la misa concelebrada de celebración por el LXX aniversario de la coronación canónica de la Virgen de la Victoria, patrona de Melilla, así como el XX aniversario de su declaración como alcaldesa perpetua. La ceremonia la presidió el vicario episcopal, Roberto Rojo. Acudieron, además de las primeras autoridades locales y numerosos feligreses, Fray Fernando Linares, persona muy vinculada a Melilla, Fray Benjamín Echeverría, ministro Provincial de los Capuchinos y responsables de la Congregación de Nuestra Señora de la Victoria.

Homilía
"La coronación canónica no es más que a nuestra Madre, la Virgen de la Victoria, le brindamos el culto debido, que es amarnos o respetarnos como Jesús nos enseña en el Evangelio, y así es como coronamos a la virgen, con nuestro sacrificio", afirmó el vicario en su homilía. Explicó que primero fueron las coronas de laurel como "sentido de poder y de triunfo"; después las de piedras preciosas como símbolo de "grandeza"; las de oro y plata con piedras preciosas como una forma de "destacar por encima de los demás como poder o grandeza". Sin embargo "la Corona de Jesús fue de espinas, como sacrificio y entrega por los demás". "La coronación de María es el símbolo de una Madre a la que deseamos imitar haciendo nuestros sus deseos, que se resumen en mantenernos unidos en la presencia del Señor, dando lo mejor de nosotros mismos para que pueda resplandecer. Ese es el sentido de su coronación", explicó.

El vicario animó además a "ver la grandeza de Dios en la sencillez de las cosas", sin necesidad de buscar grandes acontecimientos o hechos milagrosos, sino su cercanía, su presencia, su abrazo y amor.

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J.A.M

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