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Le piden 1 año de prisión y 480 euros de multa por mercadear con palomos robados

En febrero de 2016, la Federación Melillense de Colombicultura sufrió el robo de 36 aves -además de materiales- mediante un butrón practicado en su sede del Fuerte de Camellos. Las investigaciones policiales condujeron a un joven que vendía uno de los palomos robados, quien a su vez señaló al proveedor inicial, el acusado, al que se le incautaron un total de 13 aves y 16 comederos. El acusado negó tener conocimiento de que los palomos eran robados, y afirmó que los compró para criarlos, no para venderlos. El Ministerio Fiscal interesó para él la imposición de una pena de prisión de un año por un delito de receptación, más una multa de 480 euros por un delito de estafa. En febrero de 2016 hubo un robo en la sede de la Federación Melillense de Colombicultura (la cría y el adiestramiento de palomas para convertirlas en palomas mensajeras). El robo, perpetrado mediante la realización de un butrón, supuso la sustracción de un total de 36 palomos y 40 comederos.
La Policía, alertada del suceso, comenzó sus investigaciones y dio con un anuncio en internet en el que se ofrecía uno de estos animales; los agentes sospecharon y organizaron una compraventa falsa, quedando con el vendedor y deteniéndolo para interrogarlo.
El interrogatorio al vendedor del palomo robado condujo al acusado, quien había vendido el animal en primera instancia por un precio de 15 euros, según el testigo, y quien tenía en su poder, en el momento de la intervención policial, un total de 13 palomos y 16 comederos en la azotea de su vivienda.
Tras las comprobaciones pertinentes, se pudo confirmar que todos los palomos intervenidos eran propiedad de la Federación de Colombicultura, dado que los animales, como confirmó el entonces secretario de la Federación, van siempre correctamente identificados con unas anillas de metal en las patas en las que no sólo aparece el número identificador del ave, sino también los datos de su propietario (incluido el número de teléfono).
El acusado, que no se resistió al registro y cooperó con los agentes, sostuvo desde un primer momento que pagó 10 euros por cada palomo (los palomos de competición están valorados en 20 euros por unidad), que no tenía conocimiento alguno de que los palomos que tenía en su poder fueran robados, que tenía intención de criarlos, no de venderlos (si bien vendió uno por falta de espacio), y que, de haber sabido que eran robados, nunca los habría adquirido.
El acusado resaltó que en su barrio, La Cañada de Hidum, es frecuente la compraventa de animales y que no se suelen dar justificantes de ningún tipo. “Me los vendió un hombre, creo que es de Marruecos, que va por la calle vendiendo animales”, afirmó el joven acusado.
El Ministerio Público consideró probados los hechos e interesó para el acusado la imposición de una pena de un año de prisión por el delito de receptación más el pago de una multa de 480 euros por un delito de estafa (cometido al vender el palomo robado a un tercero), así como al pago de una responsabilidad civil que asciende a un total de 130 euros.
La defensa, por su parte, pidió la libre absolución del acusado en tanto en cuanto consideraba que, para que se diera el delito de receptación, era requisito indispensable que el acusado tuviera conocimiento del delito anterior (el robo de los palomos), extremo que no había podido ser demostrado. Por extensión, ni el delito de estafa ni la satisfacción de la responsabilidad civil procederían.

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Fernando Lamas Moreno

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