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Condenada a 900 euros de multa y 5 años de terapia psiquiátrica por acosar a su expareja

Una mujer ha sido condenada a pagar 900 euros de multa y a pasar 5 años de tratamiento psiquiátrico obligatorio por acosar y coaccionar a su expareja, con la que apenas estuvo dos semanas saliendo en 2008, pero hacia la que desarrolló una obsesión patológica que la ha llevado a acumular hasta diez condenas por diversos delitos relacionados con esta causa. El denunciante, un empresario local, afirmó haber quedado “socialmente agotado” y haber sufrido grandes perjuicios a raíz del acoso continuado al que se ha visto sometido durante años. El Ministerio Fiscal, que inicialmente pedía 2 años de prisión y 6 de alejamiento, dejó su petición en “sólo” 900 euros de multa y 4 años de alejamiento y 5 de tratamiento psiquiátrico obligatorio. La acusada, que fue juzgada ayer en tribunal número dos de lo Penal de nuestra ciudad, mantuvo una relación sentimental con el perjudicado, una tormentosa relación de apenas 2 semanas de duración (según el perjudicado) en 2008, si bien la acusada sostuvo que la relación duró hasta 2010. El perjudicado denuncia haber sufrido acoso, vejaciones, insultos y otros tantos perjuicios desde 2008, durante años.
En lugar de poner punto final a la relación, la acusada, que ha sido condenada por 10 delitos de vejaciones, coacciones, quebrantamiento de condena, lesiones y amenazas -relacionados todos con este caso-, acabó ingresando en prisión durante un total de cuatro años.
Al salir de prisión, lejos de cesar en su conducta, continuó molestando al perjudicado, colapsándole los teléfonos, tanto el personal como el laboral, siguiéndole (tanto a él como a sus familiares) acosándole y vigilándole, hasta el punto de acercarse hasta su casa para observarle desde las ventanas.
Hasta tal punto de surrealismo llegó el acoso que, según relata la acusación en su escrito, llegó a vigilar a la abuela del perjudicado a través de las ventanas de su casa, enviándole whatsapps amenazantes al perjudicado en los que le reportaba lo que estaba haciendo.
Todas estas conductas han llevado al acusado a vivir atemorizado, viéndose obligado a cambiar sus hábitos de vida.
La acusada, pese a que negó haber mantenido contacto con su expareja en los últimos dos años (dado que se ha puesto en tratamiento psiquiátrico), reconoció que, al salir de prisión, volvió a obsesionarse con él, enviándole mensajes y llamándolo; “me volví a enganchar”.

Tratamiento
La acusada reconoció que tiene un problema, motivo por el cual se puso en manos de especialistas en salud mental, “estoy arrepentida, no estaba bien, y todavía no estoy bien […] cuando salí de prisión lo volví a ver y me enganché otra vez, pero en realidad no quería nada con él”.
Uno de los testigos que depusieron en el acto, el psiquiatra de la acusada, confirmó en sala que había diagnosticado a la acusada, en 2010, de trastorno obsesivo compulsivo y trastorno delirante; “ella no se daba cuenta, me decía que sólo había enviado 2 o 3 whatsapps, cuando eran 200 o 300”, comentó el especialista.
La acusada se comprometió “a no volver a llamarlo y no pasar más por su tienda”.
El perjudicado, que describió a la acusada como “controladora”, “manipuladora” y “violenta”, afirmó que esta mujer le ha provocado pérdidas económicas, en tanto en cuanto la saturación de su teléfono le hizo perder clientes, así como importantes perjuicios personales, ya que afirmó estar “socialmente agotado” y ser incapaz de tener relaciones estables o amistades.
El Ministerio Fiscal, que inicialmente interesaba una pena de 2 años de cárcel más 6 de alejamiento por un delito de hostigamiento, redujo sus pretensiones a la petición final (a la que se adhirieron tanto la acusación particular como la defensa) de una multa de 900 euros, más 4 años de alejamiento y 5 de tratamiento psiquiátrico obligatorio, por un delito de acoso y coacciones.

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Fernando Lamas Moreno

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