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Números que hablan por sí solos

Con estos datos sobre la mesa, cabe realizar un análisis en profundidad y con rigor para ver dónde fallan nuestras fronteras para que se den las situaciones de colapso que todos hemos visto sin que el número de personas que las utilizan haya crecido tanto como nos habían hecho creer Para nadie que viva en Melilla es ajeno que los pasos fronterizos que nos unen con nuestro entorno marroquí son un auténtico hervidero. Tampoco para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que sufren esa frenética actividad diaria en sus propias carnes, intentando que esa presión en los tránsitos no suponga un descalabro para la seguridad de nuestra ciudad. Pero lo que sí es nuevo es que ahora conozcamos cómo se traduce numéricamente el tráfico de personas y vehículos, porque el Gobierno ha dado a conocer las estadísticas de los dos últimos años. Lo hizo el anterior Ejecutivo, el de Mariano Rajoy, antes de que una moción de censura lo apeara de La Moncloa, en una respuesta parlamentaria que MELILLA HOY ofreció este lunes.
Los números hablan por sí solos del gran trasiego de personas que, ya sea a pie o a bordo de vehículos, cruzan de un lado a otro. Entre 2016 y 2017 fueron un total de 41.415.901 las personas y 9.134.528 los vehículos que han pasaron por los tres puestos fronterizos en ambos sentidos. Casi 41 millones y medio de personas, que se dice pronto. Casi tanto como la población de toda España pasando por los tres puentes estrechos que son nuestras fronteras en dos años. Muchas, demasiadas, y en condiciones difíciles, porque todas ellas han tenido que ser controladas para garantizar esa seguridad de la que hablábamos antes.
Además, la mayoría de esos más de 41 millones de personas han pasado en situaciones de gran presión por el comercio atípico, y en una época en la que, como es el caso de la frontera de Farhana, su operatividad no ha estado al 100% por haber sido sometida a obras de remodelación. Esa puede ser la clave del saldo negativo de este paso fronterizo en 2017 respecto a 2016, el único de los tres que registró esa tendencia a la baja, aun habiendo recaído en él todo el peso del comercio atípico en vehículo desde octubre del año pasado.
En concreto, entre 2016 y 2017, la frontera de Farhana sumó 14.436.653 personas de entrada y salida y 4.224.128 vehículos, pero en ambos casos, aportó más el primer año que el segundo: 7.073.180 personas en 2017 frente a los 7.363.473 de 2016 (-290.293, es decir, -3,94%); y 2.035.487 vehículos en 2017, frente a los 2.188.641 de 2016 (-153.154, un -7%).
Las otras dos fronteras terminaron 2017 con aumentos, pero éstos fueron discretos y en ningún caso exponenciales, como se ha repetido hasta la saciedad para culpar del colapso de las fronteras al comercio atípico. Por la frontera de Beni Enzar entraron 222.903 personas más (+3,8%) y salieron 220.230 más (3,72%) que en 2016. En vehículos, el incremento fue muy superior: 88.046 más en la entrada (+7,66%) y 68.360 en la salida (+5,57%). Barrio Chino obtuvo un aumento del 1,41% en la entrada de personas (+144.300, al pasar de 10.249.750 en 2016 a 10.394.050 en 2017) y del 1,66% en la salida (+170.613: de 10.300.744 a 10.471.357).
Con estos datos sobre la mesa, cabe realizar un análisis en profundidad y con rigor para ver dónde fallan nuestras fronteras para que se den las situaciones de colapso que todos hemos visto sin que el número de personas que las utilizan haya crecido tanto como nos habían hecho creer. Los números, también en este caso, hablan por sí solos.

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