A mediados de febrero de este mismo año, un ciudadano marroquí residente en Francia fue interceptado por la Guardia Civil en el control de acceso de la Estación Marítima portando un total de 27 kilogramos de hachís en 71 paquetes repartidos entre las faldillas y la rueda de repuesto de su Volkswagen. El acusado reconoció que sabía que portaba droga -en dirección París- pero aseguró que pensaba que se trataba únicamente de un kilogramo y que le habían engañado. El Ministerio Fiscal pidió una pena de 4 años y 5 meses de prisión para el acusado,más el pago de una multa de 150.000 euros, casi el triple del coste de la droga que le fue incautada. El día 13 de febrero de este mismo año, a media noche, un ciudadano marroquí que reside en París fue interceptado en el control de acceso al embarque en la estación marítima de nuestra ciudad portando un total de 27 kilogramos de hachís escondidos en 71 paquetes en el interior la rueda de repuesto y en las faldillas del vehículo, un Volkswagen de su propiedad. El valor total de la droga se estimó en 55.809 euros.
El agente de la Guardia Civil encargado del control, según declararon en el juicio los agentes intervinientes en el registro del vehículo, vio al acusado “muy nervioso” y por eso le hizo pasar al citado registro, donde se le encontró la droga y tras el cual se le puso a disposición judicial acusado de un delito contra la salud pública por tráfico de drogas.
El acusado no habla español, por lo que requirió de la asistencia de un intérprete de francés de los juzgados para prestar declaración.
Según dicha declaración, el acusado, que viajaba con su mujer y su hijo en el mismo vehículo, negó en todo momento conocer la carga que realmente portaba el vehículo. Según su versión, un tal Karim, del que no conocía el apellido y que era vecino de su barrio en Marruecos, le ofreció llevar un kilogramo de hachís en coche hasta París. El acusado, que reconoció ser un cliente y consumidor habitual de la droga vendida por el tal Karim,con el que también “trapicheaba”, habría accedido a hacer el porte del material hasta Francia a cambio de quedarse con medio kilogramo para su consumo personal.
Según el relato del propio acusado, la carga de la droga se realizó en Oujda, pero él no tenía conocimiento de que le habían metido 26 kilogramos más de lo acordado, dado que para llevar a cabo la operación le prestó el coche a un tercero, un marroquí de nacionalidad francesa.
El acusado sostuvo en todo momento que había hecho “una tontería” y una “locura”, y que lo habían engañado para llevar una gran cantidad de hachís sin tener conocimiento de ello.
Premeditación
El Ministerio Fiscal consideró probado que el acusado había concertado previamente el transporte de los 27 kilogramos de hachís con terceras personas, destacando el hecho de que adquirió el vehículo exclusivamente para realizar el transporte de la droga apenas unos días antes de ser interceptado en la estación marítima, el 8 de febrero.
Así mismo, la Fiscalía insistió en que el dolo no tiene que ver con la cantidad transportada; “asumió el riesgo del transporte, creemos que era conocedor de lo que llevaba”. Consecuentemente, la Fiscalía interesó para el acusado la imposición de una pena de 4 años y 5 meses más el pago de una multa de 150.000 euros por un delito contra la salud pública.
La defensa pidió la absolución y el acusado aprovechó su derecho a la última palabra para afirmar ante la sala que lleva una vida normal, tiene trabajo y que “este mundillo” no es para él; “estoy en la cárcel, en la miseria, y no estoy hecho para esto”, afirmó, recordando que sólo pretendía transportar la droga para poder consumir la parte que le correspondía.
