El Ministerio Fiscal pide 2 años de prisión para dos jóvenes extranjeros acusados de robar a otro chico joven a punta de navaja en las inmediaciones de la Escuela de Hostelería; los acusados, según el relato de la Fiscalía, se hicieron con 30 euros y un móvil, y se escondieron en la zona de la escollera. La víctima los siguió y esperó a que salieran de la escollera para llamar a emergencias; una patrulla de la Guardia Civil acudió y los detuvo gracias a la descripción aportada por la víctima y a que los reconoció desde el interior del coche de la Guardia Civil que lo había recogido. Los acusados negaron haber perpetrado el asalto y dijeron que estaban por la zona tratando de colarse en el Puerto para acceder como polizones a alguno de los barcos. El pasado 28 de junio, sobre la una y media de la mañana, un joven melillense se encontraba circulando por las escalerillas de Melilla la Vieja, a la altura de la Escuela de Hostelería, cuando cuatro individuos le cerraron el paso. Uno de ellos le agarró de un brazo mientras que otro le ponía un cuchillo en la barriga y un tercero intentaba meterle las manos en los bolsillos desde atrás. Los asaltantes, todos jóvenes extranjeros, le dijeron que les diese todo lo que llevaba; la víctima se negó y forcejeó con el individuo que estaba intentando meterle la mano en los bolsillos, una resistencia que provocó la reacción violenta de este joven, quién le propinó un fuerte puñetazo desde atrás, que le impactó en la sien. Tras el golpe, el joven quedó aturdido y los ladrones pudieron hacerse con un teléfono móvil y 30 euros que llevaba encima. Tras perpetrar el robo los acusados salieron corriendo del lugar para ir a refugiarse a la zona de la boca del león y la escollera.
El perjudicado subió de nuevo al pueblo y se puso a observar a los acusados desde uno de los torreones de la ciudad vieja, absteniéndose de llamar a Emergencias hasta que los jóvenes volvieron a salir de su escondite en la escollera; el perjudicado no llamó al 112 hasta las 3 de la madrugada ya que, según declaró, “sabía que la Guardia Civil no se mete por la escollera”.
Tras llamar al 112, la Guardia Civil tardó algo más de lo normal en llegar porque el aviso coincidió con un salto al perímetro fronterizo. Aún así, cuando los agentes llegaron recogieron al perjudicado en un coche patrulla y se dirigieron a la última ubicación conocida de los acusados: la Cuesta de la Florentina; cerca de la entrada al Puerto. De entre el grupo de 9 jóvenes que los agentes interceptaron, la víctima señaló sin género de duda a dos de ellos (los acusados) como los autores de la amenaza con el cuchillo y el puñetazo.
Los agentes declararon no haber encontrado ningún efecto personal del joven a los detenidos durante su registro, así como tampoco encontraron el cuchillo con el que supuestamente le habían amenazado, sí bien aclararon que los jóvenes suelen esconder los efectos robados en las arquetas o en escondites de muy difícil acceso en la escollera; “el móvil estaba encendido, porque daba tono, pero era imposible de encontrar”, declaró un agente de la Guardia Civil.
Ambos acusados, quienes necesitaron de la ayuda del intérprete de los juzgados para poder declarar, negaron tener implicación alguna en los hechos. Según sostuvieron, a la hora del atraco se encontraban en la playa, y cuando fueron detenidos estaban en los alrededores del Puerto con un grupo de chicos tratando de acceder al recinto para colarse en los barcos que salen hacia la península.
Ambos jóvenes juraron no tener nada que ver con el robo. El Ministerio Fiscal consideró probada la participación de los acusados en el asalto, e interesó para ellos la imposición de una pena de 2 años de cárcel más 900 euros de multa por un delito de robo con violencia o intimidación; además, en el caso de ser condenados, deberían indemnizar a la víctima con un total de 110 euros por las lesiones y 130 euros por el robo del móvil.
La defensa pidió la libre absolución de ambos acusados argumentando que no se les encontró ningún efecto robado y que no tuvieron tiempo material para esconderlos, pese a que transcurrió una hora y media (como mínimo) entre el robo y la llegada de la Guardia Civil.
