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Columna Castrense

Fondo archivístico del mes: “Los Bunkers del Muluya”

Continuando con el plan de difusión de la Cultura de Defensa, promovido por este Centro de Historia y Cultura Militar, relacionado principalmente con el Ejército en Melilla, el artículo archivístico de este mes es dar a conocer los proyectos y planos de estos fortines a toda prueba. El río Muluya es uno de los más importantes de Marruecos. Nace en el Atlas Medio y va a desembocar a pocos kilómetros de Cabo de Agua y de la frontera argelina.
En 1912 se decidió que la parte baja de su cauce sirviera de límite entre los protectorados de España y Francia. Al ser frontera entre las dos zonas, no existía un paso fácil del río, hasta mediados de los años 20 se realizaba dificultosamente a través de distintos vados, de los cuales el más importante era el de Saf-Saf. Precisamente en este lugar se construyó en 1.925 una pasarela provisional mediante pontones a la espera de construir un puente Internacional, que uniera ambas orillas, que se haría realidad en 1.928, unos kilómetros al norte del expresado vado.

Para vigilar el vado se construyó un fuerte en el lugar, cuyo diseño, en 1919, fue encomendado al Oficial de Ingenieros Mariano Campos finalizando su construcción en 1922; siendo destinado a alojar un grupo de caballería de la Policía Indígena. En la actualidad el fuerte de Saf-Saf es conocido popularmente por los melillenses como el fuerte de la "Princesa", por su exótico aspecto neo-árabe, con arcos de herradura, torreones en los ángulos y garita de remate bulboso.

EL PROYECTO DE MARIANO DEL POZO DE 1.938
El primer proyecto de línea defensiva del Muluya que conocemos, es el elaborado en noviembre de 1.938 por el comandante de Ingenieros Mariano del Pozo. En dicho plan se contemplaba la construcción de tres tipos distintos de fortines, denominados A, B y C, en función de su tamaño y armas instaladas.

Los denominados A y C eran muy similares. Contaban con dos pisos, el superior dedicado a cámara de combate y el inferior de alojamiento. La entrada se realizaba por una obra aparte que enlazaba con el elemento principal mediante un túnel.

La diferencia entre ambos tipos es que, en el A, el túnel de entrada desembocaba en un patio donde se encontraba la cocina y los servicios, separados del resto de la fortificación, mientras que el C, dichas dependencias estaban integradas en la galería de fuego y el abrigo respectivamente.

Con respecto al armamento de estos dos tipos, aparte del individual de su guarnición (25 hombres en el tipo A, y 23 en el C), constaba de dos ametralladoras en la caponera de gola (obra defensiva de la entrada) y tres fusiles ametralladores en la esquina de la galería de fuego, que tenía además siete aspilleras para fusil. Para apuntar las armas se contaba con la instalación de periscopios.

También se preveía la defensa contra la guerra química de la obra, que poseía en cada uno de sus accesos al exterior, tanto puertas como aspilleras, de las correspondientes cortinas antigases. El tipo B era más sencillo, no tenía una obra independiente de entrada, aunque a diferencia de los anteriores, poseía el armamento reforzado con un mortero situado en el patio trasero, que en los anteriores se consideraba como instalación eventual.La guarnición ascendía a 25 hombres.

Los tres tipos albergaban cocina, retretes, lavabos, fregaderos, depósito de víveres y aljibe para agua, tanto para consumo humano como para enfriar las máquinas. El jefe del fortín contaba con alojamiento independiente.

Se cuidaba mucho la habitabilidad, y así, cada litera integraba su correspondiente ventilador, ya que se encontraban en la galería de abrigo totalmente bajo tierra. La evacuación de aguas residuales se preveía mediante fosas sépticas. Sin embargo, no consta en los planos ningún sistema de iluminación.

Se señalaba en el proyecto que los espesores de hormigón alcanzasen los dos metros en las paredes principales y un metro en las de retaguardia.El espesor del techo era de 1,50 metros, reforzado con una capa de piedra machacada y tierra.En los planos se prevé que dichos espesores fueran suficientes para no sufrir daños con el impacto directo de un Obús de 210 mm.

Desde este Archivo militar agradecemos la colaboración desinteresada de Santiago Domínguez e invitamos a la ciudadanía a contemplar los planos de estos bunkers en nuestro Centro.

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