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Vida Universal

La muerte no existe, es solo un paso

Nadie, ni siquiera un cura puede decirnos adonde va el alma después de la muerte, porque cada alma, tras el fallecimiento, es atraída por aquel plano del infinito donde está grabado aquello que ella introdujo en su interior. Por el hecho de morir no cambia nada. La culpa, las debilidades, los errores, las dependencias y las ataduras quedan. El alma no se libera por medio de la muerte si el hombre no se ha liberado antes en su interior, por lo que frecuentemente las ataduras atraen al alma a otra encarnación, es decir a un nuevo cuerpo material.
La muerte no existe, es sólo un paso. Tampoco existen el pecado mortal ni la condenación eterna. En Dios y en todo el infinito no existe ningún lugar llamado infierno. El concepto de la condenación eterna es una idea del ser humano nacida de su maligna forma de pensar. El mismo hombre es quien hace de su vida un infierno en el que padece los tormentos de su destino, porque no quiere comprender lo que significan el amor, la unidad y la libertad, ni que Dios es bueno y desea lo mejor para cada uno.

Se supone que este mundo es el infierno, pero aquí tampoco está. Aquí deberíamos reconocer nuestros actos contrarios, arrepentirnos, ponerlos en orden y no hacerlos más. Éste es el camino que lleva a la plenitud, el camino de liberación de creencias erróneas, miedos a la muerte, incluso a la condenación eterna. La Tierra es un lugar de la misericordia de Dios y cada día es una joya, una oportunidad maravillosa y única.

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