El economista liberal Daniel Lacalle, uno de los especialistas más influyentes del mundo, se ha incorporado al equipo del nuevo líder del PP, Pablo Casado, a fin de participar en la elaboración del nuevo programa económico del Partido Popular, un programa que previsiblemente dará un giro hacia el liberalismo, proponiendo reducciones tanto en materia de impuestos como en lo relativo a la sobredimensión del Estado y el gasto público, así como sobre el excesivo subvencionismo. Con este gesto, Casado parece querer devolver al PP a la senda que abandonó durante la crisis, ocupando un espacio que, hasta ahora, monopolizaba Ciudadanos. Daniel Lacalle (Madrid, 1967) es uno de los economistas más influyentes del planeta, y uno de los principales divulgadores y defensores del liberalismo económico, un enfoque que -en términos muy generales- defiende el no intervencionismo del Estado en la economía, la reducción de los impuestos y el apoyo a la economía de mercado y la actividad privada.
Pablo Casado, el flamante nuevo líder del PP, ha incluído a Daniel Lacalle como asesor en materia económica, algo que, al ser considerado en el marco del giro a la derecha que pretende protagonizar el PP con la renovación planteada a través de la figura de su nuevo presidente, se puede interpretar como un guiño a la cada vez mayor corriente liberal que reclama al Partido Popular ocupar un espacio en materia de política económica que había quedado desierto durante la crisis.
Lacalle habló de su nueva etapa como asesor económico del PP en una completa entrevista publicada ayer por el diario El Mundo, entrevista en la que se mostraba ilusionado ante lo que considera una “etapa de cambio” en un PP que quiere abandonar el continuismo. Cabe recordar que Lacalle no milita en el PP, por lo que la idea de Casado de recurrir a él como figura principal en la elaboración del “nuevo programa económico” del Partido Popular se basa casi exclusivamente en su prestigio como economista y en su perfil liberal.
La trampa del déficit
Lacalle defiende en la misma entrevista que, para poder superar los problemas de déficit que sufre España, es necesario bajar los impuestos. Aunque pueda parecer paradójico (en tanto en cuanto, a priori, se reduce la recaudación), Lacalle sostiene que una menor presión fiscal produce un mayor crecimiento, dado que atrae empresas, inversión e innovación, lo que genera empleo; “se recauda más ampliando las bases imponibles”, afirma, asegurando que España, en el caso de asumir las comentadas bajadas de impuestos, podría llegar a crecer a un ritmo del 4%. El déficit, según sostiene Lacalle, es una excusa de “los que quieren gastar más” para subir los impuestos, si bien dichos impuestos lo que hacen realmente es ralentizar o incluso paralizar la economía; “para eliminarlo en España bastaría con suprimir las administraciones paralelas de dos comunidades autónomas, que mueven 30.000 millones de euros al año”, recordó.
De concretarse en el programa económico de Casado las propuestas de Lacalle, podríamos estar ante un PP que defienda la eliminación de los impuestos de Patrimonio, de Sucesiones y de Donaciones, así como una bajada generalizada en todos los tramos del IRPF (con un tipo máximo del 40%) o un impuesto de sociedades del 10%, además del fin del subvencionismo, especialmente en el sectores críticos y que repercuten directamente en el bolsillo de los ciudadanos, como el de la energía, o la eliminación de los impuestos a la banca propuestos por el ejecutivo de Sánchez y por Podemos, así como los impuestos a las tecnologías, los cuales considera “una locura”.
El subvencionismo y la sobredimensión de las estructuras públicas suponen la muerte de la economía, en Melilla lo vemos día a día, y en el nuevo Partido Popular de Pablo Casado, tras una dura crisis interna, parece que empiezan a darse cuenta de que el posicionamiento político a la derecha implica, necesariamente, la defensa del libre mercado, la reducción de la presión fiscal y el intervencionismo gubernamental, y el estímulo de lo privado.
