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FÚTBOL-OPINIÓN

¿Cuánto valdría este plantel de jugadores en el mercado actual?

Plantel de ex jugadores melillenses, entre los que se encuentro Pepillo, q.e.d.

Días atrás, mi buen amigo Andrés García Algarte me facilitó la imagen de la que es causa el comentario. Recordaba Algarte que el motivo de la foto fue uno de los numerosos homenajes que fue objeto José García Castro, ‘Pepillo’, aquí en Melilla y en el propio estadio Álvarez Claro. Cuando se han cumplido quince años ya de su fallecimiento (10 de mayo de 2.013), recordemos que Pepillo fue -junto con Ramoní- la figura mas insigne de los futbolista que ha dado esta tierra.
Sus inicios en el C.D. Tesorillo le valieron para defender los colores de Melilla durante dos años, pero el año 1953 fue el de su salida de nuestra ciudad cuando firmó por el C.F. Sevilla en el que estuvo seis años y con el que llegó a jugar la Copa de Europa. Los comentarios de los viejos aficionados sevillistas son dignos de reproducir: Era una gacela en el terreno de juego… Era el delantero centro más rápido de la época, También el que mejor remataba de cabeza. Con un movimiento de cintura bastaba para quitarse a los contrarios de delante, las mejores ‘bicicletas’ hasta el día de hoy han sido de Pepillo. Y qué decir de las ‘chilenas’ pegándole en todo lo alto al balón. Lo suyo era verdadero ARTE, con mayúsculas.
En las retransmisiones deportivas (en aquel entonces no existían las televisiones) parecía que era el Pepillo CF en vez del Sevilla, porque su nombre era el que más se repetía por las ondas hercianas: Pepillo la coge, Pepillo la lleva, Pepillo dribla, Pepillo entra en el área y gooooooooooooool. Eran los mejores tiempos del Sevilla en el viejo Nervión que luego se convertiría en el Sánchez Pizjuán. Compartía honores entonces con los Campanal, Bustos, Ramoní, Arza, y aquel compañero en la delantera que se llamaba Araujo, etc…
Tan es así que el todopoderoso Real Madrid en 1962 se fijó en él, y cambió de camiseta. Sin embargo era difícil ser titular en aquel equipo con jugadores de la talla de Puskas, Di Stefano, Gento, Zarraga, Canario, Didí, pero cuando salía al campo su estilo siempre relucía.
Llegó a ser internacional B en más de diez veces y aún recuerdo una retransmisión de Matías Prats abuelo en un Turquía-España, de aquella época.
El Madrid lo cedió un año al River Plate argentino y allí las críticas fueron tan elogiosas como lo habían sido en España, a donde volvería para estar dos años en el Mallorca y tres en el Málaga, donde se retiraría.
Le conocí más tarde, en su faceta de entrenador que cuando lo requirió el Melilla no dudó en ser su más valiente valedor. En esa faceta hizo debutar a uno de mis hijos -Eduardo- con 16 años, cuando la actual U.D. Melilla militaba en Tercera División, en Loja, pero no es por esta circunstancia por lo que estoy recordando al gran maestro.
En la imagen que ilustramos podemos observar, de izquierda a derecha: al gran ausente Lázaro Fernández por el que pasarían todos por sus manos, el asturiano Fermín, que vino como portero y se quedó como un melillense más; el valenciano Cerveró que llegó a ser internacional y su periplo militar lo compaginó defendiendo los colores de Melilla, el siempre joven Ibáñez junto a Paquito Moya y los desaparecidos Salvi y Eduardo. Algarte (convertido ahora en todo un campeón de dominó) está junto a Marcos, que me decía días atrás que conservaba todavía un recuerdo publicitario de este partido.
Agachados están Antonio Potous, un barbilampiño Borrego, Antonio Alba (Chupa), Pacoli, hermano del homenajeado, Pedro Botello, Pepillo, Oña (el rey de los goles olímpicos) y Fali. En fin toda una familia azulina que dio muchas glorias al fútbol melillense.

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Antonio Calderay

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