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Atril ciudadano

Donde hay amor, hay esperanza

En 1995 un 25 de Julio comenzó una de las etapas más duras de mi vida. Aunque han pasado ya 23 años, aún puedo decir que recibir el diagnóstico fue la noticia más difícil con la que he tenido que lidiar en mi vida. Es impactante cuando a una le dicen que tiene una enfermedad de ese tipo. Recuerdo cuando mis buenos amigos Mariano y Enrique Remartínez, padre e hijo, me confirmaron el diagnóstico y yo me puse a llorar…es una reacción muy frecuente que ocurre cuando piensas que vas a morir y que no vas a poder salir de esto.
A pesar del miedo, me enfrenté de cara a la enfermedad, y me dije: ¡Tengo que poder, porque el cáncer no va a poder conmigo! Cuando escuché por primera vez la palabra “cáncer” me sentí desconsolada al enterarme de la terrible noticia, y posteriormente, me llevó a un lugar donde no hay esperanza.

En mis noches de insomnio me preguntaba: ¿ Qué fue de la vida que yo disfrutaba tres meses antes ? que estaba muy feliz preparando la boda de mi hijo. Por eso quiero que la gente sepa que hay esperanza, hay cura, hay vida después del cáncer, porque lo que es un hecho de que el paciente tolera mucho mejor el tratamiento, cuando te trasmiten esperanza.

Decidí lucha en positivo, con empatía, y con un arma muy poderosa como son las palabras que brotaron de mi corazón. Es muy difícil imaginar lo que se siente cuando uno es diagnosticado de cáncer pero yo, como sobreviviente de cáncer, sé lo doloroso que es, lo desesperado que algunas veces nos sentimos, a todas aquellas personas que están pasando por esta terrible enfermedad les pido que NUNCA pierdan la fe ni la esperanza, porque el cáncer más pronto que tarde será un CASO CERRADO.

Siento que también fue una de las experiencias más impactante y positiva que debí tener, porque me enseñó a vivir, a ver la vida diferente. Todavía me emociono al recordar el momento en que mi médico me dijo que no necesitaba más tratamiento, se me quebró la voz… para mí fue el día más feliz de mi vida, a pesar de qué Casi nadie pensó que yo sobreviviría ni tres meses al cáncer, pero aquí estoy 23 años después.

Estoy agradecida a todo lo vivido durante mis 23 años porque me ha permitido ser mejor persona, la enfermedad me ha enseñado a ser más feliz. Me ha permitido ayudar a los que están pasando por este trance tan triste y desesperado ante esta terrible enfermedad.

El testimonio de un superviviente es una pieza importante para los diagnosticados de cáncer. Desde el primer momento sabía que no iba a morir. Tener una actitud positiva derriba los muros y he aprendido que se puede salir si tenemos la voluntad de salir.
¡ ANIMO PARA LOS QUE ESTÁIS PASANDO POR ELLO !…nunca hay que rendirse , porque el cáncer no es morir.

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