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Voluntarias de la Fundación Aliatar descubren Melilla en su campo de trabajo social

Visita turística por Melilla

Por espacio de diez días Melilla se ha convertido en epicentro de las actividades del campamento de verano que organiza la Fundación Aliatar con sede en Baeza, en el que participan unos 27 jóvenes voluntarios de entre 16 y 17 años de varias provincias andaluzas, así como tres estudiantes mejicanas de intercambio, que dedican su tiempo en labores de calado social, cultural y desarrollo trabajando altruistamente con colectivos como infancia o personas mayores. La experiencia está resultando todo un éxito, en opinión de Mª Cruz Montoro Sánchez, directora de proyectos de la Fundación Aliatar. Con este campamento, según explicó, "pretendemos una formación y concienciación de los jóvenes recurriendo a una educación trasversal en habilidades sociales que es algo que se demanda mucho en el mercado laboral".

Programación
El grupo de voluntarios se encuentra en Melilla para participar en un campo de trabajo en el que colabora económicamente la Consejería de Bienestar Social, enfocado principalmente "en la intervención social con niños y personas mayores, como hemos tenido oportunidad con los residentes en la Gota de Leche", una intervención que promueve un enriquecimiento personal recíproco. Si positivo ha sido el contacto con los menores, desde los pequeños de la casa cuna a los adolescentes del resto de módulos, no lo ha sido menos el contacto y la interacción con los mayores de la Gota de Leche y la residencia del Imserso. Con los abuelos "hemos realizado dinámicas sensoriales, de estimulación y de historia de vida, potenciando la conexión intergeneracional de la que tanto hemos aprendido".

Pero las voluntarias también han realizado labores de restauración en la iglesia Castrense que resultó muy afectada por el terremoto de 2016. En concreto se han restaurado y pintado varios de los bancos.

Indicó Mª Cruz Montoro, que lo que ha motivado a las 27 voluntarias, adolescentes en su mayoría, a participar en este campamento en Melilla ha sido precisamente el hecho de poder trabajar con estos colectivos tan específicos. "Son jóvenes que participan habitualmente en programas de voluntariado y ahora que en verano están de vacaciones, pueden dedicar más tiempo a esta labor".

Reconoce que estos diez días incluyen jornadas muy intensas, en lo que supone de aprovechamiento de las horas para poder cumplir con la labor que les ha traído a la ciudad. Asegura que entre los voluntarios y los mayores y niños con los que han intervenido se han creado unos estrechos lazos de cariño, como lo demuestra el que al término de cada día no dudan en acercarse a la Gota de Leche para darles las buenas noches.

Melillenses
La programación ha incluido también un apartado cultural, que les ha permitido conocer que Melilla es la segunda ciudad con mayor número de edificios Modernistas, el casco antiguo, pero en especial "nos llevamos, porque así lo hemos constatado, la concordia enriquecedora de los melillenses". Apostilla que han recibido "un trato exquisito por parte de los melillenses" y que en los hogares de las familias musulmanas les han recibido con dulces y "con una gran amabilidad".

Las horas de asueto son escasas, porque lo que prima es descansar y cargar pilas para, cada mañana, empezar muy temprano. No obstante, sí han tenido ocasión de ir a la playa, tanto con los niños del Centro Asistencial, como en solitario, y disfrutar de la gastronomía local. Afirma que es la primera vez que visitan Melilla, pero que lo positivo de la experiencia augura que la Fundación volverá con nuevos campamentos de trabajo. Mª Cruz Montoro agradece el trato dispensado y el apoyo de la Consejería de Bienestar Social.

¿Qué es Fundación Aliatar?
La Fundación nace en 1978 con el fin de contribuir a la solución de los problemas humanos de su entorno y, en la medida de sus posibilidades, más allá de su ámbito de actuación directa. Y para ello, recabar cursos, movilizar voluntades, suscitar iniciativas, impulsar y unir esfuerzos. Desde el Centro de Formación Social el Rubín de Ceballos, creado en su propia sede, en la ciudad de Baeza, la Fundación desarrolla un gran número de actividades, con el único fin de promoción de las personas, en torno a tres grandes líneas: cultural, desarrollo y social.

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Jesús Andújar

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