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La Ciudad relaciona el salto a la valla de Ceuta con el «efecto llamada» de las medidas del Gobierno

“No es casualidad que 600 personas se hayan visto con fuerza para atacar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Ceuta con estos instrumentos”, aseveró Quevedo

El Gobierno de Melilla mostró ayer su preocupación ante la posibilidad de que el salto a la valla que se produjo en Ceuta el pasado jueves se pueda repetir en la ciudad, y atribuyó lo sucedido a un efecto llamada por las decisiones adoptadas por el Ejecutivo de Pedro Sánchez desde que llegó a La Moncloa. A preguntas de los periodistas, el portavoz del Gobierno melillense, Manuel Ángel Quevedo, se refirió así al anuncio de la retirada de las concertinas de las vallas fronterizas de Melilla y Ceuta en la primera semana del Ejecutivo socialista, “como si en España no hubiera otro problema”, y la acogida de los inmigrantes del barco Aquarius.
También señaló el hecho de que Sánchez no eligiera Marruecos para su primer viaje internacional, como sí hicieron los anteriores presidentes del Gobierno, algo que la Ciudad Autónoma de Melilla no cree que sea “lo mejor” para que el país vecino colabore en todo lo posible para frenar a las mafias de la inmigración.
“No es casualidad que 600 personas se hayan visto con fuerza para atacar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en Ceuta con estos instrumentos”, aseveró Quevedo para recordar que la violencia empleada por los inmigrantes para acceder de manera irregular a territorio español no se había visto antes de esa forma.
Quevedo se hizo eco de las declaraciones de algunos de los inmigrantes que lograron acceder, justificando los medios empleados, entre ellos radiales eléctricas para romper la valla y cal viva y excrementos para arremeter contra los agentes de la Guardia Civil, porque no les dejaban pasar la frontera.
El portavoz del Ejecutivo melillense cree que esto evidencia que el salto “estaba muy preparado” y apuntó la posibilidad de que las mafias hayan alentado a los inmigrantes a utilizar esos medios asegurándoles que el nuevo Gobierno español les iba a abrir las puertas, algo que Quevedo no descarta, teniendo en cuenta las medidas que ha adoptado el Ejecutivo y el hecho de que las mafias “están atentas a todo esto”.
“¿Qué mensaje estamos dando con lo del barco, las concertinas…?”, se preguntó Quevedo, convencido de que los inmigrantes que esperan su oportunidad en países de tránsito como Libia podrían cambiar sus rutas e intentar acceder a Europa por España “si ven que la salida es más fácil” y las mafias interpretan que este país “es un coladero”.
Por ello, Quevedo admitió la preocupación del Gobierno melillense tras lo acontecido en Ceuta, ya que le parece “gravísimo” y no hay razones para que no se repitan hechos de ese tipo en nuestra ciudad.

Sin condena del Gobierno
Además, también lamentó que ni el Gobierno ni su delegada en Melilla, Sabrina Moh, hayan condenado de manera clara lo sucedido en Ceuta el jueves pasado, pese a la entrada de 602 inmigrantes y más de un centenar de heridos, entre ellos una veintena de guardias civiles.
“En Melilla, donde estamos comprometidos y somos solidarios con las personas inmigrantes y, especialmente, con las que tienen derecho a asilo, se nos rompe el corazón igual que al resto, pero eso no quiere decir que se pueda consentir todo y mirar a otro lado cuando hay conductas irresponsables”, insistió Quevedo.
Para el portavoz, el “buenismo” de ayuntamientos españoles poniendo pancartas “está muy bien pero a la hora de la verdad no significa nada”, y recordó que la inmigración irregular es un problema europeo en el que los países deben trabajar de manera común y no en solitario.
En este sentido, Quevedo dejó claro que la “inmigración descontrolada” no es buena para Europa, ni tampoco para los países de origen porque pierden “el capital humano que tienen” por la salida de los más jóvenes y sanos, que son los que “deben levantar sus países”, quedando en ellos los niños, mayores y “mujeres débiles”.

Los menores
Aprovechó para recordar que Melilla también sufre otro problema migratorio, el de los menores extranjeros no acompañados, que “no es un problema de acogimiento del menor, sino de inmigración puro y duro por motivos económicos”.
Por esa razón, defendió que se le dé solución a nivel nacional, habida cuenta que Melilla es la tercera autonomía española con más menores acogidos, por debajo de Andalucía y Cataluña, que tienen “poco más”, aunque destacó que la menor superficie física de Melilla hace que el problema se note más que en esas grandes regiones.

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Redacción

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