Todos los días 1º de agosto vengo cumpliendo años ininterrumpidamente desde hace bastante y me temo que este último lo voy a recordar durante mucho tiempo como un día aciago por varios motivos.
Tras muchos años, por vez primera, me encuentro – extrañamente en mí- desanimado por lo que está ocurriendo en nuestra Ciudad. La economía local que se ha sustentado siempre en el comercio fronterizo y en la relación de buena vecindad con Marruecos está en mínimos históricos sin que en años se hayan puesto las bases para un cambio necesario e imprescindible. La tranquilidad y seguridad en nuestras calles brilla por su ausencia, aunque tenemos más policías que nunca. La tradicional armonía entre todos nuestros vecinos parece que se va perdiendo y las distintas comunidades se van radicalizando cada día más. Nuestra tradicional amabilidad y hospitalidad con los visitantes, el orgullo por la belleza de nuestros rincones y nuestros tesoros arquitectónicos y otras tantas cualidades que siempre nos han acompañado… parece que están perdiendo su atractivo.
Hoy, nuestra Ciudad, nuestras calles, nuestros barrios están sucios. Y vacíos… No hay trasiego de gente por nuestras calles. Los comercios están asfixiados por falta de clientes. No llegan los turistas prometidos, ni por la frontera de “corte europeo” ni en los cruceros, ni en vuelos o barcos a precios asequibles para los no residentes. Es una odisea entrar en nuestra Ciudad desde Marruecos sin sufrir aglomeraciones y horas de espera en la frontera. Es casi imposible que los compradores de siempre sigan viniendo a Melilla pues no saben si van a poder entrar y llevarse sus compras a casa o les van a forzar a salir por otro paso fronterizo porque a alguien se le ha ocurrido que eso es “contrabando”…
El remate, si no se remedia pronto, es que desde el día de mi cumpleaños la frontera comercial de Melilla con Beni-Enzar deja de existir después de 62 años. Los mismos que cumplo yo. Hace días desde la Plataforma de Empresarios advertimos a nuestras autoridades, tanto locales como nacionales, de la decisión unilateral adoptada por la Dirección de Aduanas de Marruecos de no admitir importaciones más que por vía marítima lo que implica “de facto” que las mercancías no puedan entrar en Marruecos desde Melilla. ¿A qué autoridad le ha preocupado “muchísimo” este tema? ¿Qué gestiones diplomáticas al más alto nivel se han emprendido?… Esconder la cabeza y esperar a ver si escampa o nos lo soluciona otro, no es el camino adecuado para hacer frente a las crisis… Y desde hace muchos meses estamos inmersos en una gravísima crisis aunque algunos no quieran verla y nos tachen de alarmistas, pesimistas o agoreros.
Si desde Marruecos nos asfixian por la imposibilidad de realizar exportaciones documentadas y desde Melilla con la reordenación y reducción del comercio fronterizo (el de toda la vida), con el pésimo funcionamiento de la frontera, con la inseguridad en las calles, sin dar solución al paro de nuestros jóvenes, sin una alternativa realista y urgente a la actual estructura económica, sin un desarrollo profesional de nuestras potencialidades turísticas, sin unas comunicaciones marítimas y aéreas decentes y con precios ajustados… ¿en qué se va a convertir nuestra Ciudad? ¿En un asentamiento de funcionarios y subsidiados varios y algunos servicios de hostelería y poco más? Eso sí, con grandes aceras, pocos aparcamientos, grandes viales reservados para la ingente multitud de ciclistas que pululan por las calles, decenas de rotondas y nuevos viales a ninguna parte y escaso uso… y más y más subvenciones ¿Esta es la Melilla que nos espera?
Hemos soportado, por incompetencia y debilidad de las autoridades españolas, que se anexionaran la llamada “tierra de nadie” entre las dos fronteras pactada al ceder la soberanía al Reino de Marruecos de los territorios del antiguo Protectorado español y ratificada en los Tratados de 1959 y 1960. Hemos soportado y, ahora sufriremos más que nunca, las consecuencias de haber permitido la construcción del puerto de Beni-Enzar -precisamente- en esos terrenos de nadie a menos de cincuenta metros de nuestro Dique Sur en aguas territoriales españolas… ¿Qué más pérdidas de soberanía van a seguir permitiendo nuestras autoridades en el futuro? ¿Tanta debilidad tienen nuestros gobernantes -del color político que sean- que no son capaces de hacer frente y de forma enérgica a estas acciones unilaterales que contravienen Tratados bilaterales? Ni una sola declaración oficial por parte del Gobierno de España, ni una sola interpelación parlamentaria por parte de la oposición, ni un “twitt” de los partidos políticos locales o nacionales a los que tan aficionados son para apuntarse medallas o desprestigiar al contrario, ni un comentario a tiempo de los llamados agentes sociales… ¿A nadie le preocupa esto?
Como hace 8 años dijo el Presidente Imbroda hablando de la ocupación de esa zona fronteriza “en esa clásica política del avestruz, de la prudencia mal definida que es la imprudencia de no hacer lo que se tenía que hacer, el Gobierno ha ido perdiendo poco a poco…” y ya hemos visto como en estos ocho años todos los Gobiernos que hemos tenido han seguido practicando la “política del avestruz”. Y así nos está yendo a los melillenses…
Espero que en mi próximo cumpleaños, tenga el regalo de poder reencontrarme con la Melilla que queremos, que siempre hemos disfrutado y que se está perdiendo. Espero…
