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El boomerang de la política migratoria amenaza al PSOE de Pedro Sánchez

El PSOE lleva semanas dando bandazos en política migratoria

La llegada de los inmigrantes del Aquarius “invitados” por el presidente Sánchez y acompañados por un ingente circo mediático contrasta con la negativa del Gobierno a asignar más fondos para la gestión de la inmigración y con un evidente cambio de actitud que deja en entredicho el supuesto “cambio” en materia migratoria que iban a proponer los socialistas, quienes ahora rechazan “ser el salvamento marítimo de Europa” y defienden la existencia de los CIEs esgrimiendo los mismos argumentos que el exministro Jorge Fernández Díaz. Las decisiones poco meditadas del presidente Sánchez han provocado también el malestar entre las filas del PSOE andaluz, que ve cómo la llegada de inmigrantes puede condicionar al partido en las próximas autonómicas. A mediados del pasado junio, Pedro Sánchez “invitaba” a los 600 inmigrantes del Aquarius a desembarcar en Valencia, prometiéndoles la asignación del estatus de refugiados y dando salida a una crisis de gran impacto mediático. La historia se repite con los 87 inmigrantes del barco de Open Arms que han desembarcado esta semana en Algeciras.
Sin embargo, lo que pretendían ser golpes de efecto del presidente para postularse como una suerte de líder mesiánico europeísta, han acabado no sólo por convertirse en un esperpento sino que, además, han provocado un terremoto en el seno del propio partido socialista.
La decisión de Sánchez, aplaudida con el corazón por muchos españoles, ha perdido toda virtud en tanto en cuanto que no se ha prolongado más allá de lo que era: una mera treta política sin más efecto sobre la política migratoria que el de generar una inconsistencia de criterio difícil de comprender por parte de nuestros socios europeos.

Andalucía
La impulsiva y poco meditada gestión migratoria del Gobierno de Sánchez ha afectado directamente -y para mal- a uno de los principales pilares del socialismo nacional: el PSOE andaluz.
A la bien conocida tensa relación entre el presidente y Susana Díaz se suma ahora el malestar provocado por la decisión de Moncloa de hacer desembarcar el Open Arms en Algeciras, en plena precampaña para las autonómicas, y rechazando la petición de ayuda de la presidenta andaluza, quien parece saberse a la deriva, sometida a los caprichos de un presidente que “tira la piedra y esconde la mano”; que tan pronto se va en avión oficial a ver un concierto como invita a venir a los inmigrantes y ordena retirar concertinas, pero todo ello haciendo uso de los presupuestos que pagamos los españoles y, por supuesto, sin plantear cambios reales en la política migratoria ni destinar fondos extraordinarios, de manera que su “bondad” no se extiende a aquellos casos que no son susceptibles de generar el suficiente impacto mediático.
El Ejecutivo andaluz ya ha estallado ante la posibilidad de tener que asumir un coste en las urnas por la mala imagen que el partido está dando, y las decisiones unilaterales y populistas del presidente están generando tanto revuelo mediático como el Ejecutivo pretendía, pero probablemente en sentido contrario al deseado.

Amago de cambio
Lo que algunos diarios, en los días posteriores a la decisión sobre el Aquarius, consideraban como el indicio de que el Ejecutivo estaba planteando un escenario de cambio en materia de inmigración pasó rápidamente a convertirse en una decepción.
De los brazos abiertos del PSOE, la solidaridad, la “conciencia humanitaria”, la propuesta de regularización masiva y la sanidad universal, pasamos en cuestión de una semana a las declaraciones de José Luís Ábalos, quien aclaró que el caso del Aquarius fue una “urgencia humanitaria” (se ve que para el PSOE el resto de personas que se ahogan en el Mediterráneo no tienen dicha categoría de “urgencia”), afirmando también que “España no puede convertirse en el salvamento marítimo de toda Europa” y defendiendo, al más puro estilo Jorge Fernández Díaz, que los CIEs que tanto denostaba el PSOE como oposición son objeto de “estigmatización”, en un surrealista “donde dije digo…”.

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Fernando Lamas Moreno

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