3.03.1893. En los cuatro recintos vivían 2.009 personas, y solo en el Barrio del Polígono 1.022. En Junio de ese año se conceden licencias para construir viviendas en la Alcazaba, mediante el pago del correspondiente canon.
13.07.1893. Debiendo cubrirse una vacante de Maestro de Obras Militares en la Plaza de Alhucemas, se pueden presentar a oposición los individuos que quieran.
1893, julio. Las kábilas fronterizas presentan a Margallo las quejas para que aplace las obras del fuerte Sidi Guariach, sin que éste se dé por aludido.
29.09.1893. Se firma el Tratado de Wad Ras, mediante el cual: » (…) se permite a España la construcción de fuertes para la protección de la ciudad española de Melilla. Mientras se firmaba este Tratado los moros fronterizos en Melilla atacan una caseta cercana.
2.10.1893. Cinco mil fronterizos atacan por sorpresa el fuerte de Cabrerizas Bajas, y en Melilla existían 700 soldados y unos 70 paisanos disponibles para ayudar en la defensa de la Plaza.
27 y 28.10.1893.- Comenzó la llamada «Guerra de Melilla», «Guerra de Margallo».
28.10.1893. Muerte del General Margallo en las inmediaciones del Fuerte de Cabrerizas Altas. En la noche del 27 al 28, el General García Margallo había quedado, junto con la escasa guarnición del fuerte, sitiado en el mismo, y en la mañana del 28 quiso, él mismo, salir con escasos soldados a pedir refuerzos a la Plaza, quedando muerto en sus inmediaciones. Hubo 23 muertos y 90 heridos. Junto a Margallo murieron: D. José Valero, Comisario de Guerra; los Tenientes:
García Cabrelles, Mejías y Valverde. La Cruz Laureada de San Fernando fue concedida al Tte. D. Miguel Primo de Rivera, quien años después fue Presidente del Consejo de Ministros en la Dictadura. que llevara su nombre, y quien también daría fin a la Guerra de Pacificación de 1921, (Desastre de Annual).
En el fuerte de Cabrerizas Altas quedaron sitiados junto con la guarnición los corresponsales de «El Imparcial», «El Liberal», «El Heraldo», «El Resumen de Madrid» y «La Vanguardia», de Barcelona. Luis Morote, uno de los corresponsales, escribió: «Todos nos quedamos dentro, acorralados, vencidos, sitiados. A las cuatro de la tarde comenzó a hablar el cañón. Los nueve artilleros que había en el fuerte no se daban ni un momento de descanso. Cuatro compañías de infantería descargaban por todas las aspilleras de la terraza una lluvia de balas al buen tun-tun. Los ¡Vivas a España!, largo tiempo contenido era el estallido a modo de alentarse los unos a los otros en aquellos dramáticos momentos».
Sobre la muerte del General García Margallo, éste mismo cronista dice:
«Los anteojos, que brillaban al sol, eran un excelente punto de mira para disparar. Debieron los moros apuntarle con todo detenimiento, a golpe seguro, sabiendo que era el General o presumiéndolo. Ofrecía un blanco admirable entre la garita y la puerta para que no se pudiese escapar ni perder la bala. Le dieron en la sien. Le mataron de un solo tiro. Con uno bastó. Cayó sin decir, ¡ay!, sin quejarse, sin proferir la menor exclamación, como luego las crónicas le atribuyeron».
Atada así nuevamente de pies y manos resultó la intervención militar de 1893, más estéril aún que la de 1860, pues después de reunir España 22.000 hombres en Melilla, tropas que sólo pisaron el campo exterior el día 20 de diciembre con motivo de un alarde de fuerza, ordenado por el General Martínez Campos, hubo de contentarse con satisfacciones por parte del Sultán Muley Hassan, que envió a su hermano Muley Arafa a la frontera de Melilla, iniciándose la negociación diplomática que terminó con el tratado de Marraquex, firmado por dicho general el 5.03.1894, y modificado por el adicional de Madrid de 24.02.1895. Por este Tratado se reconoció a España una indemnización de 4.000.000 de duros y otras garantías.
29.10.1893. D. Manuel Macias Casado es nombrado Gobernador.
José L. Blasco y Juan J. Aranda
