MELILLA HOY ha “rescatado” los datos publicados por el COP Melilla el pasado marzo a raíz de una encuesta de opinión cumplimentada por una muestra estadísticamente representativa de melillenses. El objetivo de dicho “rescate” es sustentar con datos empíricos el hecho de que realmente hay una sensación generalizada de pesimismo para con el futuro de la ciudad, dada la decadencia económica y los problemas de inseguridad, inmigración, y desempleo. Según dicha encuesta, un 63,5% de los melillenses no ven su futuro en la ciudad, y tienen planes para salir de aquí a corto o medio plazo. El Colegio Oficial de Psicólogos (COP) de Melilla realizó hace meses una encuesta de opinión, basada en los datos obtenidos de un cuestionario presentado a un total de 600 hombres y mujeres melillenses de entre 18 y 65 años, a fin de determinar cuáles eran los problemas que más preocupaban a la ciudadanía melillense.
La encuesta estaba dividida en tres bloques: preguntas sociodemográficas, preguntas sobre problemas actuales que afectan a la vida de Melilla y preguntas sobre el futuro de la ciudad; y, si bien las conclusiones extraídas de los dos primeros bloques resultaban interesantes, MELILLA HOY ha querido rescatar los datos relativos a las preguntas acerca del futuro de nuestra ciudad, para tratar de dilucidar si la ola de pesimismo (recordemos, “Melilla se muere”) está realmente sustentada sobre un sentimiento real.
El cuestionario se pasó a un 38% de hombres y un 62% de mujeres, siendo el rango predominante de edad el de 26-40 años. El perfil predominante en la muestra es el de mujer de entre 26 y 40 años con estudios a nivel Bachillerato/Grado Medio, con un ingreso mensual de 1.200 a 3.000 euros y con todos los familiares en paro.
Al centrar la atención en las expectativas de futuro que tiene la población local, resulta a la par relevante y preocupante el hecho de que hasta un 63,5% de la muestra (que, por cierto, es estadísticamente representativa) tiene planes para salir de la ciudad a corto o medio plazo.
De entre la muestra, hasta un 34% de los melillenses encuestados afirma no contemplar su futuro en la ciudad y tener planes para abandonarla “lo antes posible”.
Tal vez Melilla no se muera; tal vez haya dado la casualidad de que todos los encuestados están “politizados” por la oposición -como se afirma de cualquiera que vaya contra el oficialismo-, pero la contundente realidad de los datos está ahí: los melillenses no ven su futuro ni el de sus hijos en Melilla.
Si a las dificultades inherentes a la vida insular (principalmente, la distancia con la península) se le suma una creciente sensación de inseguridad, la nula apuesta del Gobierno por el sector privado y por la generación de empleo de dicho sector, y el hecho de que somos la primera “barrera” de todas las oleadas migratorias que están por venir, resulta razonable concluir que, aunque por ahora Melilla esté muy viva, no tiene ni mucho menos un futuro prometedor.
Esta encuesta no sólo aporta una visión del pesimismo generalizado de la población local, sino que también arroja luz acerca de los cambios que piden los melillenses: hasta un 32% de los encuestados opina que es necesario un cambio de Gobierno para mejorar la calidad de vida en la ciudad, mientras que un 26% aboga por el aumento de la seguridad ciudadana y la mejora de las infraestructuras, y otro 24% apuesta por la generación de empleo.
¿Y si asegurar el futuro de Melilla pasa necesariamente por un cambio de Gobierno, por satisfacer las peticiones de Policía y Guardia Civil, y por facilitar la vida al sector privado? Considerarlo, tal vez, signifique ser oposición.
