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La insultante politización de la Pascua del Cordero

(Autor: Guerrero)

Tomen buena nota y hagan todo lo posible por encontrar una solución factible y fácil para 2019, año electoral por más señas, porque repetir una vez más lo que vivimos desde hace tres años puede tener una consecuencias muy negativas y aquí ningún partido saldrá victorioso, porque no se puede reinar sobre las cenizas de nada Superada la pascua del sacrificio ha llegado el momento de llamar a las cosas por su nombre y lo ocurrido, por tercer año consecutivo en Melilla con el Aid el Kebir resulta, cuanto menos, vergonzoso. Que cientos de melillenses tuvieran que abandonar su ciudad y viajar a un país extranjero para poder cumplir con una de las tradiciones más importantes que marca su religión, como el sacrificio de un animal rememorando al profeta Abraham, debería de sonrojar a los políticos melillenses, a todos, a los de un bando y otro, a los de una confesión u otra, o a los que no la tienen, porque los perjudicados de sus luchas intestinas son, de nuevo, los ciudadanos melillenses.

Como si del patio de un centro de párvulos se tratara, los políticos de turno se han enfrascado en el manido "y tú más" que a nada lleva, para entrar en un estúpido e infantil cruce de acusaciones sobre de quién es la culpa, la responsabilidad o quién ha hecho más o quien ha hecho menos en este asunto del cordero, cuando lo cierto es que todos han hecho de todo, y encima mal.

El desencadenante de todo fue un brote de fiebre aftosa en Marruecos hace tres años que obligó a dictar una serie de normas sanitarias para velar por la salud de los españoles y el ganado de nuestro país. Pero esta norma, clara para algunos y obtusa para otros, ha servido de argumento a unos y otros en su interpretación particular para utilizarla como arma en sus cuitas partidistas sin pensar, sin tener en mente, al ciudadano de a pie, al melillense de religión musulmana que se las ha visto harto complicado saber si podía o no podía importar corderos desde Marruecos a título personal. Los cambios y modificaciones que han introducido las distintas órdenes ministeriales dictadas en este tiempo, primero con el PP y ahora con el PSOE, no han resuelto dudas, sino todo lo contrario. La incertidumbre, la confusión y la falta de información veraz ha sido tal que como consecuencia, sólo han entrado este año en Melilla unos 950 corderos desde la península y ninguno desde Marruecos, cuando por lo general, en la ciudad suelen destinarse a los fines de la fiesta unos seis mil ejemplares. Muchos ciudadanos esperaban que se produjera un cambio o alguna novedad de última hora que resolviera este galimatías sanitario-legal que ha derivado en esta insultante politización o uso político de un asunto tan personal como la religión de la mitad de la población melillense.

Los partidos políticos y alguna que otra entidad local, no han contribuido a solventar el asunto, sino que el objetivo era ver quién era capaz de echar más gasolina y provocar las llamas más altas con las que conseguir rédito político. Un juego muy, muy peligroso el de intentar tomar el pelo a los melillenses. La Casa grande por una parte, la Delegación del Gobierno por otro, han demostrado que el entendimiento es una quimera. Los otrora socios como CPM y PSOE, se han enfrentado no sólo al PP, sino incluso entre ellos, mientras que el resto de partidos se ha quedado a verlas venir o intentar rascar algún beneficio. Patético.

La única consecuencia de toda esta estúpida vendetta política es que por tercer año consecutivo los melillenses de religión musulmana se han quedado sin poder celebrar su fiesta del sacrificio tal como marca su credo y sus tradiciones. Vergüenza. Vergonzante actitud de los que se suponen son nuestros representantes públicos que no asumen el mea culpa, sino que prefieren echar balones fuera olvidando que su acción o inacción ha tenido una grave consecuencia que puede hacer mucho daño en una ciudad donde la convivencia no pende de un hilo, pero sí que precisa de tender puentes y no de buscar el enfrentamiento entre ciudadanos que nada bueno trae. La división general recelo y desconfianza, y eso lleva al miedo y el miedo es enemiga de la razón y el entendimiento, es un virus muy peligroso que puede acabar con esta Melilla de la que tanto se presume.

Si hubiese elecciones hoy mismo, no harían falta encuestas para conocer el resultado: el que hace daño será castigado, y aquí no hay siglas que se salven. Tomen buena nota y hagan todo lo posible por encontrar una solución factible y fácil para 2019, año electoral por más señas, porque repetir una vez más lo que vivimos desde hace tres años puede tener una consecuencias muy negativas y aquí ningún partido saldrá victorioso, porque no se puede reinar sobre las cenizas de nada.

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