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Carta del Editor

Líderes políticos en lugar de políticos serviles

En su "Memoria del Comunismo" Jiménez Losantos tacha al historiador, autocalificado de hispanista, Paul Preston de "figurón de la Cheka historiográfica y le acusa de "ceguera ante la identidad del terror rojo en la retaguardia republicana, una 'legalidad' que asesinó a 50.000 personas y que tiene su caso más terrible en Paracuellos", con Santiago Carrillo al frente. Conviene recordárselo a los que ahora tanto miran al Valle de los Caídos.
"Las dos grandes amenazas a la civilización libre son el nacionalismo y el socialismo", decía Friedrich von Hayek. En su "Memoria del Comunismo" Jiménez Losantos tacha al historiador, autocalificado de hispanista, Paul Preston de "figurón de la Cheka historiográfica y le acusa de "ceguera ante la identidad del terror rojo en la retaguardia republicana, una 'legalidad' que asesinó a 50.000 personas y que tiene su caso más terrible en Paracuellos", con Santiago Carrillo al frente. Conviene recordárselo a los que ahora tanto miran al Valle de los Caídos.
"Las dos grandes amenazas a la civilización libre son el nacionalismo y el socialismo", decía Friedrich von Hayek. Sin embargo, el socialismo, a pesar de tantos y tan demostrados fracasos, no ha desaparecido, "el socialismo vuelve por la puerta de atrás, en forma de gastos estatales imposibles de reducir, de intervenciones administrativas puntillistas y contrarias a la libertad del comercio mundial…El colectivismo (el socialismo), que es un intento de imponer objetivos comunes a la sociedad por encima de los fines elegidos por los individuos y buscados por éstos a través de transacciones con otros individuos, es una filosofía social equivocada", añade Hayek, porque, además de lo que demuestra la experiencia de fracasos sin excepción, "una sociedad libre es una sociedad pluralista sin una jerarquía común de fines particulares", como resumió Pedro Schwartz en su texto para el libro "El decenio González", un análisis del período español 1982-1992.

Repudio político a "la fácil apelación al mal menor", a "una política inservible tras más de diez años de gobierno", insistencia en que estamos "en medio de una encrucijada que impele a optar por un camino distinto", lejos de "la parálisis creciente de los responsables públicos ante cambios profundos que escapan de sus manos" y del "poco respeto al dinero de los contribuyentes" y huyendo de "un paisaje dominado por un exacerbado ejercicio presidencialista, donde los intereses generales parecen pendientes de una sola voluntad individual". Y una conclusión final: "La decisión principal a tomar no es otra que la de apoyar un programa definido de alternativa, porque es a todas luces evidente que la continuidad de lo anterior significa el estancamiento, primero, y la decadencia, después", así que es necesario "restablecer un proyecto que sea verdaderamente una empresa colectiva". ¿Me estoy refiriendo a algo de Melilla? No, estoy resumiendo lo que dijo José María Aznar en su aportación, en 1992, al libro "El decenio González". Sin embargo, es también aplicable ahora a Melilla, ciertamente.
"Analizadas desde el punto de vista de su función y no por sus contenidos, se advertirán claras semejanzas entre las ideologías comunista y nazi" (Allan Bullock, en su libro "Hitler y Stalin. Vidas paralelas). Así se puede entender el pacto Hitler-Stalin, firmado por sus ministros de Exteriores, Ribbentrop y Mólotov, el 23 de agosto de 1939, nueve días antes de iniciarse la II Guerra Mundial. El pacto incluía, además, un Protocolo adicional secreto que contemplaba el reparto de la Europa del Este entre nazis y comunistas, Protocolo ocultado a todos excepto a los altos mandos y cuya existencia -documentalmente comprobada más tarde- fue negada por Stalin y la cúpula soviética. Hitler y Stalin son, efectivamente, dos vidas paralelas, como el nazismo y el comunismo, aunque la 'progresía' intente ocultarlo.
"Cada vez que miro una foto de familia de Pedro Sánchez y sus ministras me viene a la cabeza la taxonomía (clasificación) de tontos que le explicaba Herodes Agripa a su amigo Claudio en la gran novela de Robert Graves "Yo, Claudio": Hay tontos que se hacen los listos; hay listos que se hacen los tontos; pero tú eres el primer caso de un tonto que se finge tonto; llegarás a ser un dios". La tercera categoría de Herodes es para los elegidos: el presidente (Sánchez) y la vicepresidenta (Calvo), que ya tienen categoría de semidioses. Menos mal que, como leo en el diario argentino Clarín, "España no es una cuestión de izquierdas y derechas: sobrevivió a gobernantes como Fernando VII y lo hará a Pedro Sánchez". Sobrevivir, sobreviviremos, pero las heridas que Pedro Sánchez y su Frente Popular dejarán en España van a ser muy profundas, lentas y difíciles de reparar.
"La marcha de la tortuga se ha hecho realidad en Melilla" me dice un buen amigo, musulmán, por cierto. La Radio alerta digital ya publicó en mayo 2011 un artículo con el título de "Melilla y la marcha de la tortuga" comentando que en 1990 el entonces soberano alauita Hassan II "planeó invadir la Península con 30.000 inmigrantes marroquíes procedentes de los suburbios de Casablanca, Tánger, Kenitra, Taza y Ouxda". Conseguida la integración legal y laboral de esos inmigrantes, se produjo un aumento escalonado e incesante "de los asentamientos a través del tránsito por el Estrecho de centenares de pateras controladas, autorizadas y dirigidas por el lobby de Abderramán Souki, muy vinculado al actual soberano de Rabat. La operación marcha de la tortuga cumple así el primero de sus objetivos". Eso es lo que escribe "alertadigital.com". Lo que está ocurriendo en la frontera de Melilla se veía venir, es una especie de muerte anunciada, la muerte de un determinado sistema económico cuya supervivencia depende de la voluntad de los dirigentes de dos países, uno de los cuales pretende, al menos formalmente, la muerte del otro. Todo apunta a que hay que tomar, de una vez, una decisión vital para Melilla: Su entrada en la Unión Aduanera Europea. Negociando el mantenimiento de las ventajas fiscales de nuestra ciudad, algo que, diga lo que diga mi admirado amigo Daniel Lacalle, es posible, dificultoso pero posible, si sabemos jugar bien la fundamental baza de nuestra situación geográfica de frontera europea en África.

Para eso, para salir de esta situación tan peligrosa en la que estamos, necesitamos menos políticos serviles, que hoy son una inmensa mayoría, y más verdaderos líderes políticos -democráticos, no frentepulistas y guerracivilistas- políticos que hoy son una rara especie difícil de encontrar.

Posdata. Generalizar las críticas, como hace Ciudadanos Melilla a la hora de calificar mal los barcos que realizan el servicio público de transporte marítimo entre Melilla y la Península, puede parecer útil electoralmente, pero acostumbra ser un error, especialmente si se hace sin conocimiento de causa. Por ejemplo, el Fortuny y el Sorolla, de Trasmediterránea, son, sin duda, dos grandes barcos. Sería un desastre que, por críticas infundadas, se perdieran para Melilla y su principal medio de comunicación, que es el mar.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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