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Las decisiones marroquíes y las políticas bancarias ponen en jaque la economía local

El cierre unilateral de la Aduana Comercial ha supuesto un punto de inflexión en la manera de actuar de Marruecos, dado que se ha demostrado que la discrecionalidad marroquí no conlleva respuesta alguna; el fin de la Aduana, sumado al miedo por el posible fin del comercio atípico y las cada vez mayores trabas de los bancos a las operaciones en efectivo ponen en jaque a la economía local, que corre el riesgo de asfixiarse en el proceso.

El cierre de la Aduana Comercial entre Marruecos y Melilla ha supuesto un auténtico “shock”, tanto económico como político, para la ciudad. La decisión unilateral de Marruecos, tomada en un momento de debilidad institucional por encontrarnos en pleno proceso de acomodación de un nuevo Gobierno que, además, opera en minoría, con unos presupuestos ajenos y con una grave crisis territorial en Cataluña, ha supuesto un antes y un después en las relaciones entre el país vecino y nuestra ciudad: Marruecos ha demostrado que puede poner “patas arriba” Melilla “por decreto”. Y el caso es que, mientras los melillenses vivíamos convencidos de que Marruecos dependía del polo de desarrollo regional que es Melilla, lo cierto es que el Reino Alauita proyectaba sus intereses más allá de esta idea, y tan rápido como acabó con el tráfico de exportaciones documentadas, podría acabar con el contrabando, lo que genera una gran inseguridad en el seno del colectivo que se beneficia del comercio transfronterizo en cada una de sus fases.

Banca
Si bien puede justificarse el endurecimiento de las políticas anti-blanqueo de capitales por el proceso judicial que ha salpicado a un considerable grupo de empleados de una sucursal local de BBVA, lo cierto es que los bancos han tomado medidas radicales para con el ingreso de efectivo, unas medidas que, además, sólo se aplican en Ceuta y Melilla.
Considerando la gran masa de efectivo que se mueve en ambas ciudades, dado que el comercio transfronterizo no utiliza medios electrónicos, prohibir el ingreso de billetes de 100, 200 y 500 euros es una medida que no sólo entorpece la actividad económica, sino que puede llegar a ahogarla.
La inseguridad que genera la unilateralidad marroquí, acompañada de las trabas bancarias españolas, acrecientan la crisis económica local y podrían llevar a la desaparición del comercio.

Crece el miedo al fin del comercio atípico

La pasada semana, MELILLA HOY publicaba informaciones relativas a la supuesta intención de Marruecos de dar un paso más en el aislamiento económico de Melilla mediante la prohibición del paso de mercancías no documentadas por frontera, es decir, el fin del comercio atípico. Estas informaciones, provenientes de miembros de ACSEMEL profundamente vinculados a la Cámara de Comercio de Nador, de ser precisas, pondrían en jaque a todo un sector que mueve cientos de millones de euros al año. La toma de la iniciativa por parte de Marruecos supone un aumento enorme del riesgo sobre cualquier inversión dirigida a un comercio que, visto lo visto, podría terminarse mañana mismo con una llamada de Rabat.

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Fernando Lamas Moreno

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