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Héroes legionarios enterrados en Melilla: El suboficial Sangiorgio Francisconi

El general Gómez Morato antes los restos del suboficial Sangiorgio, que también aparece en la foto pequeña

En el libro "La Legión", escrito en 1922 por su fundador D. José Millán Astray, en el capítulo dedicado a "Los Caballeros Legionarios", hace referencia a que "en sus inicios, los extranjeros, llegaron a tener en la Legión la quinta parte de ellos, y en igual o mayor proporción rindieron su tributo de sangre y a la muerte. Noble motivo por el que este Cuerpo estará siempre obligado a conservar el nombre de "Extranjeros" como homenaje a su memoria y gratitud a los que, siéndolo, dieron sus vidas por España". Procedían de todos los países del mundo, principalmente europeos y americanos. Entre ellos, destacó el personaje del que, el Centro de Historia y Cultura Militar de Melilla, va a tratar a continuación. Era aguerrido, valiente, duro, ante las adversidades, y dispuesto a dar la vida por cada uno de sus compañeros. Ascendió en menos de dos años, siempre por méritos de guerra, a los empleos de cabo, sargento y a Suboficial (que era un rango que existía en esa época). Así mismo, fue propuesto tres veces para la concesión de la Medalla Militar.

Era un auténtico gladiador romano.

Su nombre era: D. ANTONIO SANGIORGIO FRANCISCONI.

Suboficial del Tercio de Extranjeros. Nació el 30 de abril de 1896 en la provincia de Ravella, en la Lombardía italiana.

El 18 de octubre de 1923 causó alta en el Tercio de Extranjeros, procedente del Banderín de Enganche de Alicante. Tenía 27 años. No debería tener muy claro sus primeros pasos como legionario, en el campamento de Dar Riffien, pues desertó al mes de incorporarse.

Detenido y puesto en libertad a los tres meses, es a partir de febrero de 1924, cuando fiel al juramento a la Bandera, al credo legionario y al honor militar, su vida militar en el Tercio de Extranjeros, estuvo repleta de acciones abnegadas y heróicas. A primeros de septiembre de 1924, fue herido en la acción de Beni Sallah (Tetuán), continuando en las filas de su compañía, ignorando sus propios oficiales y compañeros que había sido herido en la pierna por el enemigo, hasta que por los caracteres graves que adquirió la herida, pasados cinco días, se dieron cuenta del estado del legionario Sangiorgio, que se negó a ingresar en el hospital, continuando el curso de las operaciones con su columna.

El 12 de septiembre de 1924, el legionario Sangiorgio había sido el héroe de la torreta del Mert, de Tetuán, cuando marchó con dos legionarios más, en socorro de dicha posición, con el fin de evacuarla y retirar los heridos graves, lo cual consiguió haciendo un verdadero alarde de valor y entusiasmo, pues logró levantar el ánimo y que le siguieran dos oficiales y 20 de tropa heridos que buscaron refugio en dicha posición, llevando sobre sí a uno de los heridos más graves, regresando sin novedad con todos los heridos.

También socorrió a la posición de agua, medicamentos y un saco de pan. Por estos hechos, el 15 de septiembre de 1924, le fueron impuestos en el mismo campo de batalla, los galones de cabo, siendo propuesto para la primera Medalla Militar. fue también el héroe de la posición de Kalaa, el día 24 de septiembre del mismo año, cuando encontrándose en el campamento de Beni Aros, se ofreció voluntario para ir durante la noche en socorro de la posición de Kalaa, que estaba asediada por el enemigo, con el fin de llevar a su guarnición la orden de evacuación, que no se pudo efectuar por negarse a ello bravamente sus defensores. Para ello tuvo que atravesar durante la noche un terreno muy difícil y escabroso, burlando las guardias enemigas y llegando después de numerosas fatigas a la posición.

El día 26 del mismo mes y año, encontrándose herido en un ojo, se escapó del campamento donde se había quedado por orden de los médicos, siguiendo a la columna que había salido a operar en la posición de García Acero, asistiendo con su unidad a esta acción, donde se comportó gloriosamente, resultado nuevamente herido de gravedad.

El 26 de febrero de 1925, el general Riquelme premió los hechos abnegados del cabo Sangiorgio, con los galones de sargento. Se distinguió en la liberación de Kudia Tahar, en septiembre de 1925, donde fue portador del Guion de la Bandera, siendo el primero en asaltar las trincheras enemigas, dando muerte, en lucha cuerpo a cuerpo, a tres harqueños.

En el socorro de las posiciones de Solano y Loma Verde, Sangiorgio fue de los pocos que llegaron con una cantimplora de agua para calmar la sed de sus heróicos defensores.

En las operaciones del desembarco de Alhucemas se distinguió extraordinariamente con su acostumbrado arrojo en la toma de Morro Viejo y Malmusi, el 23 septiembre de 1925, siendo propuesto para la segunda Medalla Militar y concediéndosele el empleo de suboficial el 1 de marzo de 1926. En marzo de 1926, en la ocupación de la Rocosa, fue el primero en escalar esta altura, sin armamento alguno, pues portaba el guión de la Bandera. El 16 de marzo de 1926, cuando se dirigía a fortificar un camino cubierto enfilado por el enemigo, en la posición de Amekran, del sector de Axdir, fue herido gravísimamente por un disparo enemigo en el vientre, falleciendo poco después gloriosamente.

El suboficial Sangiorgio se hallaba en dicho puesto voluntariamente, y las últimas palabras que pronunció fueron para vitorear a España, rogándole al médico que lo asistía que se envolviera su cadáver con la bandera nacional. Fue recogido en brazos de los regulares y de sus compañeros legionarios, que lo vitoreaban con entusiasmo. El cadáver fue llevado a Melilla, en el vapor correo de Alhucemas y trasladado al hospital de la Cruz Roja, donde el teniente coronel Guedea leyó la orden general de la concesión de la Medalla Militar y después, el general Gómez Morato impuso la condecoración al cadáver, besándolo emocionado.

El Comandante General confirmó la concesión de la Medalla Militar para la cual había sido propuesto tres veces y delegó la imposición en el general Gómez Morato, por encontrarse el general Castro Girona revistando las posiciones del campo.

El entierro constituyó una enorme manifestación de duelo. Asistieron el general Gómez Morato, comisiones militares y una sección del Tercio le rindió honores, llevando el guion de gala que portó en vida el suboficial Sangiorgio.

El ataúd iba envuelto en las banderas española e italiana y cubierto de coronas enviadas por oficiales y compañeros. El general Gómez Morato se dirigió a los asistentes, pronunciando vibrante arenga, expresando que muy grandes habían tenido que ser las hazañas de este noble hijo de Italia, para que se destacaran entre las gloriosas páginas escritas por los soldados españoles. Terminó vitoreando a la Legión. El cadáver quedó depositado en la galería militar izquierda del panteón de los héroes. Fila 4, nº 2. Tanto en los diarios "El Telegrama del Rif", el "ABC" y otros, dieron cumplida información de su heroico fallecimiento. En el diario "La Nación" de Madrid, se publicó un amplio artículo, ensalzando la figura del Suboficial Sangiorgio

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