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Atril Ciudadano

¡Hoy es tu gran día, Madre!

(Autor: Carlos serrano)

Lentamente caen las hojas del almanaque como las de los árboles en otoño y llega el 8 de septiembre, festividad mariana. Hace siglos que los habitantes de esta Plaza te eligieron como Patrona y Madre Protectora de todos ellos y Tu, siempre has cumplido como tal. A ti nos acercamos a implorar tu ayuda, como hicieran los que nos precedieron en el tiempo. A ti Virgen de la Victoria clamaban en los peores momentos de sus vidas, cuando parecían haberlo perdido todo. Epidemias, terremotos, sitios, fuertes temporales o gran escasez de alimentos.
¡Y Tú, Madre, intercedías ante Dios para calmar el sufrimiento de estos hijos tuyos! Ellos, en agradecimiento se acercaban hasta tu santuario en la Ciudadela para agradecerte los favores recibidos. El tiempo ha pasado, algunas situaciones han cambiado, pero los melillenses del siglo XXI continuamos haciendo lo mismo en momentos de dolor, o penuria.

El terremoto de 2016 te bajó al Llano, a la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, y ahí, en su altar mayor, bajo el cielo pintado de ángeles y santos, esperas cada día nuestra visita. Muchos son los que se acercan a dedicarte una oración, o te hacen partícipe de aquello que le aflige. Tú, les escuchas, y les hablas al corazón, procurándoles el bálsamo que su alma necesita.

Hoy 8 de septiembre ¡es tu día Madre!. Un año ha pasado ya desde que las puertas del centenario templo se cerraron tras de ti, a tu regreso de recorrer las calles de Melilla. Esta tarde, cuando el sol vaya declinando lentamente para dar paso a la luz tenue de la luna, volverán a abrirse de nuevo para que Tu salgas por ellas.

Muchos son los que esperan con ansia este momento. Muchos los devotos que seguirán tu caminar por el recorrido oficial de la procesión. Gentes venidas desde distintos puntos, de diferentes lugares, pero con un nexo común: SU AMOR POR LA PATRONA, SU AMOR POR TI.

Falta poco y el capataz ha colocado bajo los varales a quienes te prestarán sus pies. ¡No hay mayor orgullo que llevarte sobre los hombros! Golpe de campana, el bullir se torna silencio. Solo una voz ha de escucharse, aunque cada cual te irá hablando ahora que te tienen tan cerca. Se abren las puertas y en la plaza la emoción se siente; toda llena de devoción hacia Nuestra Señora de la Victoria.

Paso lento hasta que te vemos en el umbral. ¡Lágrimas de alegría brotan de los ojos de quienes sienten por ti una veneración especial. Suena el himno nacional y todo el mundo calla. Tras los últimos acordes una marea de aplausos anima a los portadores para que cumplan con su cometido. ¡Ya está la Patrona en la calle! ¡Otra vez tenemos a Nuestra Señora de la Victoria procesionando por su Ciudad!
Este año tan importante en tu historia con Melilla, este año que estamos celebrando dos importantes efemérides: setenta años de tu Coronación Canónica y veinte de tu nombramiento como Alcaldesa Perpetua Honoraria, junto a la alegría de verte salir sentiremos nostalgia por los que se han ido. En la memoria y en el corazón de todos están tres de tus hijos que ahora, a buen seguro, tienes junto a ti. Ellos gozan ya de Tu Celestial Presencia, pero en sus familiares y amigos han dejando hondo vacío.

Los melillenses que viven sus últimos días de fiestas patronales, unos festejos en tu honor, llenan calles y plazas, esperando poder verte de cerca y que la fragancia de los nardos que porta tu trono les envuelva.

Llegará el instante de la recogida, cuando otra vez subas la escalinata que te llevará al interior del templo. Pero, mientras tanto, disfrutaremos de tu presencia junto a nosotros. Viviremos con intensidad cada minuto del recorrido procesional. Llenaremos nuestra memoria con tu imagen e incluso captaremos algunas instantánea que guardaremos en lo más profundo del corazón.
¡Virgen de la Victoria, Patrona Coronada y Alcaldesa Perpetua Honoraria de Melilla, vela siempre por estos hijos tuyos que a pesar de tener en ocasiones más sombras que luces en sus vidas, sabes que por ti, Señora, sienten una especial devoción!
¡Salve Madre del Cielo, escucha nuestras súplicas y derrama tu gracia sobre este Pueblo!

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