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Roberto Rojo se despide de Melilla en la misa de patrona pidiendo perdón por sus errores y mostrando su amor a los melillenses

El vicario en la homilía
(Autor: Guerrero)

El vicario episcopal de Melilla, Roberto Rojo, se despidió ayer de la ciudad tras siete años de ejercicio, pidiendo perdón por los errores cometidos, pero dejando patente su amor a los melillenses y su agradecimiento por "todo lo que me han enseñado y vivido". Su despedida se produjo en la misa en honor de la Virgen de la Victoria, en el Sagrado Corazón. En el acto el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, pidió a la patrona que en Melilla "reine la Paz, porque es una ciudad compleja pero bendita". La ceremonia religiosa contó con el acompañamiento musical del órgano del templo a manos de Javier Martínez Monreal y las voces de la Coral Polifónica Melillense dirigida por Javier Simón, que interpretaron la bellísima partitura de Missa de Angelis.

Homilía
El vicario episcopal, Roberto Rojo, aseveró que Melilla vivía "un día grande", el de la natividad de la Virgen María, madre de la humanidad y patrona melillense. Indico que para ella, el mejor regalo que se le puede hacer como madre, es que "sus hijos estén bien y sean felices; que entre los hermanos no se peleen, que se lleven bien; en resumen, una familia unida y reunida, sean cristianos o no".

Roberto Rojo, aprovechó la ocasión para despedirse de Melilla, de la que ha sido vicario episcopal en los últimos siete años para ocuparse de una parroquia en Fuengirola: "Quiero, daros las gracias por todo lo que habéis sido para conmigo, por todo. Gracias por la cantidad de cosas que me habéis enseñado y vivido".

Afirmó que ha vivido momentos de dificultades y que ha adoptado "decisiones acertadas o no, con muchas equivocaciones quizá"; que se ha encontrado en ocasiones "impotente a la hora de solucionar cosas que son importantes, pero solo soy un ser humano que falla como los demás. Por todo eso en lo que me he equivocado pido perdón porque nunca hubo mala intención". Lo que sí dejó patente es que en esta labor que no pidió, "he puesto todo mi corazón y todo mi ser y pido perdón por los errores, pero sí deciros que os amo sin distinguir color, raza o religión".

Aseguró que los melillenses "me habéis enseñado grandes cosas, y me voy con un corazón cargado de muchas vivencias, de muchas sorpresas, que han ido llenando estos años de mi vida en Melilla. Llegué el día de San Francisco, patrón de Melilla y ahora en nuestra Patrona os digo no adiós, sino un hasta siempre porque así es la Iglesia, siempre suma, no divide".

En estos años ha forjado una estrecha amistad con los miembros de la Mesa Interconfesional, que ha demostrado que en Melilla "la convivencia es posible" y que para ello es necesario "conocerse, respetarse y amarse". Dijo que tal vez la Mesa no ha resuelto ningún problema de la ciudad, pero sí que ha permitido forjar una gran amistad entre sus miembros, como son Aberraman Benyaya, Ramesh Ramchand (Comunidad Hindú) y Jaime Azancot de la Comunidad Israelita.

Afirmó, a nivel de Vicaría, que ha existido "una buena convivencia" con el presbiterio, que se han celebrado muchas reuniones y avanzado en distintos proyectos. Pero además dijo que se lleva de Melilla el "mejor de los regalos, un ahijado", un joven subsahariano de 17 años que se encuentra actualmente en Zaragoza cursando ESO y que quiere ser matemático. "Ojalá pronto puedan darle los papeles. Es un chico despierto que quería estudiar y le voy a apoyar con todo mi entusiasmo. Si Dios le da sabiduría y la Virgen le protege, si llega a ser una persona de bien vendré con él a Melilla para mostrar que si actuamos con el amor de Dios, podemos hacer un mundo diferente".

Juramento
En 1756 el alcaide de Melilla, Antonio de Villalba y Angulo elevó una súplica al Rey Fernando VI para que se ratificara pública y solemnemente la proclamación de la Virgen de la Victoria como patrona de la ciudad, de la que venía siendo benefactora desde tiempos inmemoriales. El 3 de febrero de ese año el notario preguntó al vecindario y guarnición si juraban su fidelidad a la Virgen de la Victoria como patrona de Melilla.

La pregunta se formuló ayer de nuevo a los asistentes por parte de Isabel Migallón, secretaria de la Real y Franciscana Congregación de Nuestra Señora de la Santísima Virgen de la Victoria: "¿Promete y jura esta plaza, sus naturales y moradores y vecinos por sí y en el nombre de sus familias la perpetua firmeza del voto de Patrona a María Santísima, nuestra Madre y Señora de la Victoria, ratificando el antiguo nombramiento y legítima posesión en que está este título según y el modo en que queda expresado? Sí, juramos. Este juramento que el pueblo de Melilla acaba de pronunciar ha hecho posible que hoy 8 de septiembre, se siga celebrando su patrona como lo ha venido haciendo a pesar de crisis políticas y sociales, guerras civiles y épocas de apatías religiosas".

Por último, los responsables de la Federación de Casas de Melilla en la Península, las casas de Melilla en Málaga, Almería, Alicante, Valencia, Toledo, Barcelona, Sevilla, Granada, Valladolid, Zaragoza, Madrid,los representantes de las Casas de Ceuta en Melilla, Castilla y León, la de Aragón y la de Cádiz, las damas de la Virgen de la Victoria de Valencia, la Cofradía del Cautivo, la Comunidad Hindú, el general segundo jefe en nombre del comandante general, la delegada del Gobierno Sabrina Moh y el presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, hicieron sus ofrendas florales a la Patrona. Con este acto y el himno de la patrona, concluyó la ceremonia religiosa.

Imbroda pide el amparo de la patrona
El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, de rodillas ante la imagen de la patrona, le agradeció que siga amparando Melilla como ha hecho durante siglos, "bajo tu manto material". "Quiero especialmente darte las gracias porque aquí reine la Paz, porque es una ciudad compleja pero bendita, y que al margen de las diferencias, entre todos encontremos la paz y la concordia", indicó.

Imbroda ofreció su "ánimo inquebrantable de trabajar por Melilla, por educar a la juventud en la solidaridad, la igualdad, la libertad y el respeto, porque esa es la Ciudad que tenemos que conformar entre todos". Pidió por los que "no están con nosotros pero que lucharon por hacer Melilla lo que es, por los que sufren para que reciban alivio, por los enfermos para que reciban consuelo, por los que padecen problemas sociales y por los inmigrantes". No olvidó pedir la guía de la patrona para los servidores públicos, "para que nos sigamos manteniendo en la luz, que ejerzamos nuestro servicio con ilusión, eficacia, esfuerzo y honestidad".

Por último, pidió por todos los melillenses "para que nos colmes de bendiciones, porque todos, cristianos, musulmanes, judíos, hindúes y gitanos, los que conformamos el pueblo de Melilla, todos somos hermanos porque somos hijos de Dios".

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Jesús Andújar

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