Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Carta del Editor

Hemos vuelto a ser un país inestable y jurídicamente inseguro

"Cuando el presidente de la República, Alcalá Zamora, prefirió, antes que disolver las Cortes, llamar a la CEDA de Gil Robles a gobernar, la respuesta de la extrema izquierda (socialista) fue la revolución de octubre de 1934, la gran línea divisoria en la historia de la República y el preludio de la Guerra Civil" (Raymond Carr en su libro "España 1808-1975"). Ahí, en 1934, comenzó la Guerra Civil. Como escribió Pío Moa en uno de sus libros -con una enorme documentación adjunta- fue entonces cuando "El PSOE y la Esquerra emprendieron la contienda" que ahora, de una manera suicida, Pedro Sánchez y su "memoria histórica", con los mismos aliados de entonces -la Esquerra catalana y los comunistas- pretenden reemprender. "Cuando el presidente de la República, Alcalá Zamora, prefirió, antes que disolver las Cortes, llamar a la CEDA de Gil Robles a gobernar, la respuesta de la extrema izquierda (socialista) fue la revolución de octubre de 1934, la gran línea divisoria en la historia de la República y el preludio de la Guerra Civil" (Raymond Carr en su libro "España 1808-1975"). Ahí, en 1934, comenzó la Guerra Civil. Como escribió Pío Moa en uno de sus libros -con una enorme documentación adjunta- fue entonces cuando "El PSOE y la Esquerra emprendieron la contienda" que ahora, de una manera suicida, Pedro Sánchez y su "memoria histórica", con los mismos aliados de entonces -la Esquerra catalana y los comunistas- pretenden reemprender. Habrá que recurrir a lo que dijo Epicteto: "Concededme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para establecer la diferencia" y concluir que hay cosas, como la que ahora comento sobre la demolición de España, que, con valor, se pueden y se deben cambiar.

Desde luego en política, declarar a qué se opone uno es mucho más fácil (y a menudo más efectivo) que manifestar a favor de qué se está, como escribió Andrew Roberts en su libro "Hitler y Churchill. Los secretos del liderazgo". En él recuerda lo de "Sangre, sudor y lágrimas", la frase más célebre de Churchill, quien como líder aplicó, además de la constancia y el valor, lo que dijo el general estadounidense George Patton: "Cuando todos se muestran de acuerdo, es que alguien no está pensando". Churchill oía y atendía, Hitler -como Lenin o Stalin- no pensaba ni actuaba de la misma manera, por eso ocurrió lo que muchos aseveran: si bien es cierto que a los estados totalitarios se les da bien empezar las guerras, las democracias son mucho mejores a la hora de ganarlas. Conviene que el actual frentepopulismo separatista que nos gobierna lo recuerde.

Nuestro diario -el diario de todos los melillenses- publicó el pasado martes un editorial sobre uno de los temas que más afectan a Melilla, la inmigración y nuestras fronteras, que cada día están peor. Recordaba el editorial que el presidente del Gobierno -con su proverbial peculiaridad de decir una cosa y la contraria en el mismo discurso y considerar simultáneamente que ambos, el sí y el no sobre lo mismo, son indudables aciertos suyos- recordaba nuestro editorial que el gran representante actual de la izquierda guerracivilista que, por autodefinición, y al contrario de lo que le ocurre a la derecha maricomplejines, nunca se equivoca- declaró que "con este gobierno no llegó la migración, con este gobierno lo que ha llegado es la política migratoria, que no existía hasta entonces". Nada existía, según Sánchez, ni en España en general ni en Melilla en particular, hasta que él -"somos la izquierda"- llegó al Gobierno y se le ocurrió, como al socialista comunista Largo Caballero, que la derecha no tiene derecho a existir y si lo hace y tiene algún peso en la política -como ahora en el Senado- pues se suprime, vía decreto ley urgente, la capacidad política del Senado y ya está. Pero el hecho cierto, consignas partidistas aparte, es que nuestras fronteras melillenses con Marruecos estaban mal antes y están aún peor ahora. Tienen razón las plataformas de comerciantes afectados por la situación fronteriza al quejarse de que no se debería abandonar una actividad económica basada en el comercio fronterizo sin haber previsto, preparado y puesto en práctica antes – puesta en práctica por los empresarios, no por los funcionarios y empleados públicos- otro tipo de actividad económica que sustituyera a la actual. Tienen razón también los ciudadanos melillenses y un partido político local prácticamente nuevo en nuestra ciudad como Vox Melilla, a la hora de denunciar las consecuencias -más Menas incontrolables, más sanidad pública desviada, más ambulancias marroquíes descargando enfermos a las puertas de nuestro Hospital y un largo etcétera de calamidades- de una frontera protegida presuntamente por unas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a los que no se las dota de las defensas suficientes ni se les da órdenes claras de actuación.

Un ejemplo más, entre miles, de lo mal que están nuestras fronteras: "Un agente de la Policía Nacional ha resultado herido en el paso fronterizo del Barrio Chino entre Melilla y Marruecos tras recibir un botellazo que iba dirigido a la cara y finalmente impactó en el brazo con el que se cubrió el rostro, y ser agredido además con un palo en la mano izquierda". Otra noticia de MELILLA HOY el martes. Si no siguiéramos consistiendo, de verdad, no con vana palabrería o cobarde silencio acomodaticio, que una tierra de nadie entre dos fronteras se haya convertido en territorio marroquí, esos execrables casos de agresión no se podrían producir. Que hayan pasado muchos años desde que la usurpación se produjera y que sea incómodo volver a un pasado remoto no justifica que continuemos sin recuperar la tierra de nadie como tal, es decir, que exista, como en todas las fronteras del mundo, una verdadera tierra fronteriza "de nadie".
"Hemos vuelto a ser un país inestable y jurídicamente inseguro", declaraba esta semana al semanario Actualidad Económica un personaje tan equilibrado y prudente como Carlos Espinosa de los Monteros, Alto Comisionado para la Marca España. Un gran artículo en ABC del catedrático de Derecho Procesal Juan Damián Moreno, reproducido el jueves por nuestro periódico, "La curiosidad mata al juez", explicaba muy bien alguna de las causas de esa inseguridad jurídica creciente en España. "Desde que la corrupción política apareció en nuestras vidas, malogrando nuestras instituciones, no ha habido en nuestro país un funcionario de tanta influencia política como el juez de instrucción". Algunos jueces de instrucción "han convertido el sumario en una sucesión interminable de diligencias, han acabado convirtiendo la fase de investigación en un estorbo burocrático que para lo único que sirve es para prolongar el sufrimiento de las víctimas y menoscabar las garantías procesales de quienes, como imputados o investigados, se ven obligados a comparecer ante los tribunales". Juan Damián Moreno critica el "ánimo persecutorio" y la "disfuncionalidad constitucional" resultante de la actividad de algunos de los jueces de instrucción y de "otros sujetos que en la actualidad comparten, junto al juez de instrucción, el mismo ánimo persecutorio". Aquí, en Melilla, hemos tenido mucho, demasiado, de ese ánimo persecutorio.

Posdata. "¡Dejad en paz a Franco, sectarios! La exhumación que promueve Sánchez sólo persigue destruir a la derecha como opción de Gobierno". Título del artículo de Miguel Angel Belloso, director de Actualidad Económica, el lunes pasado. No está solo en esa idea de que el verdadero objetivo no es matar a Franco, que lleva muerto cuarenta y tres años, sino en volver a la peligrosísima idea guerracivilista de que la derecha no tiene derecho a existir.

Loading

Enrique Bohórquez López-Dóriga

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€