La Operación Feriante, desde hace unos años, no es cosa de uno o dos días al año, sino de los 365 que conforman el calendario, aunque el hecho de que sea una labor cotidiana para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, especialmente de la Guardia Civil no le resta ni un ápice importancia por el esfuerzo que se realiza y porque supone una oportunidad para dar visibilidad a una labor callada que va sumando y que a menudo resulta tan poco valorada pese a su importancia La lucha contra la inmigración irregular es una constante en Melilla por su ubicación geoestratégica, vista por muchos como un posible puente hacia el continente europeo. Pero el trabajo que realizan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no se centra únicamente en la vigilancia de la alambrada y los puestos fronterizos. También en dispositivos especiales como la Operación Feriante, que ayer arrancó de nuevo, un año más, en cuanto se apagaron las luces del recinto que, durante nueve días, ha albergado en la Plaza de San Lorenzo nuestras fiestas patronales.
La Operación Feriante todavía no ha finalizado y los datos que se han dado a conocer son provisionales, por lo que el análisis aún tendrá que esperar un poco para saber qué tendencia ha seguido este año este operativo, en el que Policía Nacional, Guardia Civil, Policía Local y Policía Portuaria hacen un esfuerzo importante. Sin embargo, es necesario recordar que no es el único, ya que esta lucha contra la inmigración clandestina que buscar salir de Melilla, que es mucho más silenciosa que la que intenta entrar, se lleva a cabo de manera permanente durante todo el año.
Es una labor diaria, en realidad, que se produce de manera callada en el puerto comercial y en sus inmediaciones, donde hace meses se contabilizaban miles de intrusiones en la zona de seguridad. Ahora que se han reforzado las medidas de control y vigilancia en el espaldón, que era el principal coladero del puerto, esa cifra se ha visto reducida de manera drástica y ha derivado en una inmigración más similar a la que se da en los pasos fronterizos, con el uso de vehículos como puente hacia el objetivo: entrar al barco como polizones y llegar a hurtadillas a Europa.
Por eso decimos que la Operación Feriante, desde hace unos años, no es cosa de uno o dos días al año, sino de los 365 que conforman el calendario, aunque el hecho de que sea una labor cotidiana para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, especialmente de la Guardia Civil no le resta ni un ápice importancia porque este dispositivo especial les supone un importante esfuerzo de medios humanos y técnicos para dar respuesta a esta necesidad de control y seguridad frente a la inmigración irregular en un mayor volumen de vehículos de lo habitual y en un espacio de tiempo más corto.
Además, no hay que olvidar que este tipo de dispositivos especiales atraen la atención de los medios de comunicación, no solo locales, sino también nacionales e incluso extranjeros, por lo que suponen una oportunidad para dar visibilidad a una labor callada que va sumando y que a menudo resulta tan poco valorada pese a su importancia en la lucha contra la inmigración irregular y la protección de estas personas, especialmente aquellas que asumen un grave riesgo para sus vidas.
