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SODEMEL: “Mirar al Norte” implica apostar fuerte por Europa y aceptar inversión privada

Melilla debe apostar por ser más Europa

El presidente de la CAM, Juan José Imbroda, afirmaba el pasado lunes -a colación del empeoramiento de las relaciones con Marruecos- que Melilla debe “mirar al Norte”. Desde SODEMEL llevamos meses defendiendo precisamente que, si Melilla quiere sobrevivir, debe apostar por ser más Europa, pero si la CAM quiere realmente “mirar al Norte” debería pasar de las palabras a los hechos: luchar por integrar a Melilla en la Unión Aduanera y facilitar la llegada de inversiones y el desarrollo de proyectos privados en la ciudad y que permitan, mirando a Europa, aprovechar el potencial de negocio que supone la frontera Sur más allá del comercio.

En el discurso pronunciado por el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, durante la celebración del día de Melilla el pasado lunes 17, se hacía alusión a la imperiosa necesidad de Melilla de “mirar al Norte”, a la península y a Europa, en lugar de mirar al sur. Esta tesis, si bien es perfectamente lógica y válida, debe de sustentarse con algo más que palabras; “mirar al Norte”, más allá de la teatralidad de la frase, implica necesariamente que el Gobierno asuma dos retos vitales para el futuro de la ciudad: en primer lugar, dar facilidades a la inversión y a la llegada de capital privado; en segundo lugar, impulsar la entrada de nuestra ciudad en la Unión Aduanera, puesto que ¿qué hay al norte si no Europa?
SODEMEL lleva meses defendiendo la idea de que, para superar su decadencia económica, nuestra ciudad debe abrirse al capital privado y alejarse del subvencionismo; a Melilla deben llegar colegios privados que complementen la oferta pública, deben llegar empresas que gestionen con profesionalidad, excelencia y eficiencia las instalaciones deportivas, y deben aparecer nuevas empresas de servicio que mejoren y diversifiquen el ecosistema económico local.

Con un ojo en el Sur
Pese a que SODEMEL apoya la idea de apostar fuerte por Europa, no podemos ni debemos olvidar nuestro privilegiado estatus como “puerta de África”, y la enorme oportunidad de negocio que sigue existiendo al otro lado de la frontera, incluso contando con la trágica pero posible desaparición del comercio transfronterizo.
Melilla debe mirar al Norte, con la idea de explotar las infinitas posibilidades del sur; convertirse en un centro de compras y de provisión de servicios sanitarios, tecnológicos, educativos, jurídicos, etc. para una región que, si bien se desarrolla rápido, todavía está a años luz de poder ofrecer a su boyante clase media la variedad de servicios que ya existen (y que podrían ir a más) en nuestra ciudad.

La Unión Aduanera, un paso lógico

Melilla cumple con todos los requisitos para ser considerada una región ultraperiférica de la UE que, pese a su valor geoestratégico, sufre de desventajas económicas evidentes y permanentes (principalmente el aislamiento, el alto coste del transporte, la energía y las materias primas, y la reducida dimensión de un mercado monopolizado por la Administración Pública) que han provocado una excepcional situación económica, social y comercial; en definitiva: existe justificación más que suficiente para que Madrid pida la integración de Melilla a Bruselas con “condiciones fiscales particulares”.
Precisamente en base a esa justificación, contemplada en el tratado de Lisboa, y debido a la aparente iniciativa marroquí de aislar económicamente a Melilla, la Ciudad Autónoma debería asumir el reto (por otra parte lógico) de solicitar formalmente la entrada de nuestra ciudad en la Unión Aduanera, no sólo por motivos económicos, sino también como una manera de reivindicar nuestra soberanía ante los continuos desplantes marroquíes.

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Fernando Lamas Moreno

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