Tras la decisión del juzgado de instrucción de dictar el sobreseimiento provisional de la causa abierta contra el personal del Hospital Comarcal por un supuesto delito de negligencia tras el fallecimiento, en enero del año pasado, de una niña de 3 años apenas 3 horas después de habérsele dado el acta, el director territorial del INGESA en Melilla, Francisco Robles, ha valorado la misma como “una confirmación de la tranquilidad que ya teníamos”. El director territorial ha recordado que, desde que se interpuso la demanda, desde INGESA han tenido siempre “plena confianza” en los profesionales, quienes, denuncia, “se vieron inmersos en una campaña de descrédito”.
El juzgado de Instrucción encargado de la investigación del caso de Naira, la menor de 3 años que falleció tres horas después de haber sido dada de alta en el Hospital Comarcal por un médico en período de residencia (MIR), ha fallado a favor del Hospital, considerando que no hay indicios de que el personal del Comarcal pudiera haber hecho nada más por la vida de la menor, y decretando, por tanto, el sobreseimiento provisional de las actuaciones.
Francisco Robles, director territorial del INGESA en Melilla, atendió a MELILLA HOY con motivo de esta decisión judicial. Robles volvió a mostrar sus condolencias por el trágico fallecimiento de la menor, si bien admitió que el sobreseimiento del caso supone una “confirmación de la tranquilidad que ya tuvimos” ya que, según recuerda, desde el principio de todo este proceso, ha tenido “plena confianza” en que los profesionales del Hospital Comarcal habían actuado conforme a los protocolos .
“De esta decisión queda especialmente la satisfacción de los profesionales, que se vieron inmersos en una campaña de descrédito total”, hasta el punto en que la sombra de la sospecha se ha cernido sobre el Comarcal, dado que la coincidencia en el tiempo de casos “aparentemente similares” ha provocado un “efecto contagio” que ha llevado a la interposición de más denuncias, algo que “no es bueno para nadie, especialmente para los pacientes, porque genera en los profesionales una actitud defensiva” que afecta a la confianza médico-paciente, precisamente en un servicio de Urgencias que es uno de los más sobrecargados y estresantes que existen.
Robles, quien desde el principio defendió el correcto proceder de los profesionales del Comarcal, aplaudió que la justicia haya dado respaldo a la total confianza de la dirección en el personal del Hospital.
Negligencia o inevitabilidad
El 24 de enero, Naira, una niña melillense de apenas 3 años, ingresaba en el Hospital Comarcal aquejada de un problema respiratorio. El día anterior había acudido al pediatra, quien le diagnosticó “bronquitis aguda”.
Después de ser auscultada y de recibir asistencia por parte de un MIR, la niña fue dada de alta y enviada a casa. Tres horas después, la menor volvía al Hospital, ya en muy mal estado, dado que había entrado en parada cardiorrespiratoria incluso antes de llegar al servicio de Urgencias.
La familia de la niña sostuvo, desde un primer momento, que de haberse quedado en observación -en lugar de haber recibido el alta-, habría sobrevivido, motivo por el cual se interpuso una demanda por negligencia médica contra el Hospital Comarcal.
En el acto de sobreseimiento provisional, la jueza encargada de la instrucción del caso considera que la atención médica no fue “descuidada” y que el tratamiento recibido por la menor fue el adecuado, por lo que los médicos y enfermeros de Urgencias no pudieron hacer nada más por salvar la vida de la niña.
