Sobre las 05:30 del sábado 9 de julio de 2016, dos agentes de la Guardia Civil se encontraban realizando su ronda por los locales del Puerto Noray cuando vieron a un joven, el acusado, sentado en compañía de un perro sin correa ni bozal. Los agentes le instaron a marcharse y le sancionaron por llevar al perro suelto, ante lo que el acusado reaccionó azuzándoles al animal, que les atacó con gran agresividad, provocándoles lesiones de carácter leve. La Fiscalía pedía para el acusado un total de 2 años de prisión, el sacrificio del perro y dos multas de 900 euros, pero el reconocimiento de los hechos por parte del acusado dejó la pena finalmente en 6 meses de prisión, sin sacrificio del animal, y debiendo abonar el acusado 2 multas de 180 euros cada una. A altas horas de la madrugada del sábado 9 de julio de 2016, el acusado se encontraba sentado en las inmediaciones del Pub Manhattan, un conocido local nocturno ubicado en la zona de fiesta del Puerto Noray, en compañía de su perro, que se encontraba tumbado, suelto, sin correa ni bozal.
Dos agentes de la Guardia Civil que patrullaban la zona se dirigieron al acusado, requiriéndola para que se marchara del lugar y para que se llevara consigo al perro. Los agentes explicaron al acusado, quien por entonces tenía únicamente 19 años, que no podía estar con su perro suelto en plena calle, sin correa ni bozal, y le impusieron la sanción correspondiente, por una infracción administrativa grave, sancionada en nuestra ciudad con una multa de entre 300,51 y 2.404,05 euros.
El acusado, lejos de aceptar “pacíficamente” la intervención de los agentes, se alejó unos metros y comenzó a “alentar” al animal contra los agentes.
El perro acabó atacando abalanzándose sobre uno de los guardias civiles y mordiéndole en el tórax; a continuación, atacó al otro agente, llegando a morderle en la mano derecha antes de ser reducido. Tras controlar al animal, que sólo provocó lesiones de carácter leve a los agentes, lo enviaron a un vivero a la espera de resolución judicial. En cuanto al acusado, fue detenido en ese mismo momento como autor de un delito de atentado contra la autoridad.
Pese a su juventud (nacido en 1997), el acusado cuenta con una nutrida hoja de antecedentes penales que, en palabras del Ministerio Fiscal, “hacen evidente su peligrosidad criminal”.
El Ministerio Público interesaba inicialmente para el acusado la imposición de una pena de 2 años de prisión, más el sacrificio del animal, por el delito de atentado, y dos multas de 900 euros por los delitos de lesiones, además del pago de una responsabilidad civil a los agentes lesionados por valor de 2.010 euros (tanto por las propias lesiones como por el perjuicio estético causado).
Sin embargo, el reconocimiento por parte del acusado de los hechos delictivos que se le imputaban suscitó un acuerdo de conformidad entre defensa y Fiscalía, en aras del cual se reducían las pretensiones del Ministerio Público y el acusado quedaba condenado a 6 meses de prisión (sin opción a suspensión, debido a su historial delictivo) por el delito de atentado y al pago de dos multas de 180 euros cada una por los delitos de lesiones, además del pago de la responsabilidad civil. Además, el juez acordó que no se sacrificara al animal, con la condición de que se privara de su propiedad al acusado, quien designó en la misma vista a un conocido como nuevo propietario del perro.
El joven pidió el fraccionamiento del pago de la multa, que será asumida por un familiar.
