El Ministerio del Interior admitió ayer que la zona del Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán están sufriendo “una presión migratoria excepcional”, pero puntualizó que “no es repentina ni imprevista”, porque responde a “una tendencia que se veía venir desde el año 2013”.
La secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, afirmó en rueda de prensa durante su visita a Melilla que esta presión se debe a que los flujos migratorios se han ido trasladando hacia el lado más occidental del Mediterráneo, debido a “acontecimientos políticos” y a los “programas de contención” dispuestos por Europa.
“Todo hacía predecir, casi como a cámara lenta, que ese flujo migratorio iba a irse trasladando”, explicó la número dos de Interior, que incluyó en ese desvío hacia la zona que comparten España y Marruecos otros problemas como los traficantes de personas y la trata de seres humanos.
Ello ha obligado al Gobierno a dar “una respuesta prácticamente de emergencia” y a transmitir a nivel comunitario la necesidad de dar “una respuesta europea” a esta presión migratoria, un objetivo en el que Botella dijo que están trabajando tanto ella como el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
En este sentido, enumeró algunas de las medidas que se están diseñando desde Interior para luchar contra los flujos migratorios irregulares y “el sufrimiento de miles de personas que tienen que hacer ese recorrido”, derivado de “los conflictos bélicos que han asolado Oriente Medio en los últimos años y prácticamente desde la década de los 90”.
Defendió que “España tiene que tener una posición y una estrategia” y trabajar “con estrategia y anticipación”, algo que dijo que ha faltado en los últimos tres años, gobernados por el PP, al que acusó de “mirar para otro lado” en lugar de afrontar los problemas.
Según dijo, ello ha propiciado una disminución de “toda la capacidad que desarrolla un país para hacer frente a esta situación excepcional”, ya que además de no reunirse en tres años el Comité Especializado de Inmigración, también se han reducido las plantillas de Policía y Guardia Civil, las inversiones en infraestructuras de seguridad y los programas de ayudas sociales y protección.
Ante esa situación, afirmó que el Gobierno de Pedro Sánchez ha tenido que adoptar numerosas medidas desde sus primeros días porque “no había nada previsto ni anticipado”, por lo que agradeció y reconoció el papel de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, y el de Marruecos, en el marco de una colaboración de “muchísimos años”.
Marruecos
En este punto, abogó por establecer con Marruecos “estructuras de cooperación” que ya funcionan bien en ámbitos como la lucha contra el terrorismo yihadista, y que en el ámbito migratorio es necesario potenciar, dado que el país vecino también sufre esa presión y se ha detectado que las organizaciones criminales han desviado su modelo de negocio del narcotráfico y el crimen organizado a la trata de seres humanos.
La secretaria de Estado destacó que el problema de la inmigración “no es un problema de España que sufre España, sino que es un problema actual internacional que España, que forma parte de la UE, tiene que hacer frente siempre con el respaldo económico europeo”. Así, puso en valor los compromisos de la UE de apoyar partidas presupuestarias que España aspira a que aumenten, como son los 30 millones de euros que se desbloquearon para cooperación con Marruecos, de manera que el país vecino tenga más medios materiales para luchar contra los flujos migratorios irregulares.
