El puerto de Melilla invertirá 500.000 euros para instalar dos nuevos pasillos mecánicos en su pasarela de embarque, lo que permitirá mejorar la movilidad de los pasajeros al cubrir prácticamente el 100 % del espacio en su primer tramo. El presidente de la Autoridad Portuaria de Melilla, Miguel Marín, explicó que estos dos pasillos tendrán 44 metros cada uno, al igual que los otros tres que ya se instalaron en diciembre de 2016 en el segundo tramo, por lo que serán en total 88 metros mecanizados de los 97 que tiene el primero. Según indicó Marín, esta obra está recogida en el plan de inversiones del puerto de Melilla para 2019 y acordada con Puertos del Estado en el Plan de Empresa del mismo año, por lo que el proyecto podrá salir a licitación en menos de dos meses, en diciembre, y la obra, en abril.
Los plazos marcados señalan que la obra estará finalizada cuando termine la Operación Paso del Estrecho de 2019, de manera que “antes de que termine 2019, los melillenses podrán disfrutar de una pasarela peatonal más moderna, con mejor servicio, más cómoda y más agradable”, señaló Marín.
Consideró que con esta actuación, la Autoridad Portuaria continúa haciendo “una gran labor” con sus pasajeros, dado que podrán transportar su equipaje hasta el barco sin cargar peso, y especialmente con los que tienen una edad más avanzada o movilidad reducida.
Además, señaló que desde que tomó posesión como presidente de la Autoridad Portuaria, puso la mirada en que mejorar la calidad del servicio que se presta a los ciudadanos y hacer el puerto más competitivo y atractivo.
El puerto, pionero
Marín apuntó la complejidad del funcionamiento de estos pasillos, ya que están instalados a la intemperie y, de hecho, la Autoridad Portuaria de Melilla fue “pionera” en la instalación de esta tecnología en su pasarela de embarque y desembarque a los buques atracados en el muelle Espigón.
Por ello, justificó que en alguna ocasión se produzcan “fallos técnicos puntuales” que impiden su puesta en funcionamiento, pero negó que sea la tónica habitual porque ocurre “en raras ocasiones” y, de hecho, sucede también en otras instalaciones como aeropuertos, cuyas terminales son recintos cerrados.
