Aunque es habitual la presencia de cine norteafricano en el Ficmec, pues suele haber siempre espacio para las producciones marroquíes, lo cierto es que ésta edición del festival de cine de Nador ha contado con tres documentales dedicados, de una forma u otra, al mundo amazigh. En este sentido, dos de ellos se centran en el Rif y uno más en las islas Canarias, al abordar de una forma algo didáctica, el origen de la presencia humana en el archipiélago, repasando las distintas aportaciones que, el ámbito historiográfico y arqueológico, se han realizado en los últimos años. Sin duda, éste documental, de factura española, es el más técnico de los tres en la medida en que cuenta con el testimonio de numerosos profesionales que, en estos momentos, dedican su esfuerzo al estudio del poblamiento de las islas Canarias. En cualquier caso, la conclusión evidente es la existencia de unos lazos culturales entre esos pobladores primigenios y las culturas imazighen al sur del río Draa antes de su desaparición tras la conquista española de las islas, teniendo en cuenta las aportaciones culturales que a lo largo de varios siglos antes de nuestra era, habrían ido modelando ya a través de distintas influencias la primitiva cultura en las islas. Así, desde el momento de su poblamiento, habría evolucionado de una forma diferente a las culturas imazighen de continente.
El Rif también ha estado presente en otros dos documentales, uno de ellos de origen marroquí, ‘Anaaq’, aborda el estudio histórico de las migraciones rifeñas a Argelia, en primer lugar y más tarde, tras la independencia de Marruecos a Europa. De éste modo, el documental repasa a grandes rasgos los flujos migratorios más relevantes así como algunas de las vicisitudes de ese agregado poblacional que, en busca de trabajo y un medio de subsistencia, debió abandonar temporalmente sus lugares de origen. También recuerda las expulsiones efectuadas desde Argelia como consecuencia de los conflictos surgidos entre ambos países en el marco de la conocida como guerra de las Arenas, en 1963, y la ocupación del antiguo Sahara español en 1975. Ello habría motivado un cambio en las preferencias migratorias que, finalmente, se dirigieron hacia Europa.
Finalmente, el último de los documentales, de origen marroquí igualmente, ‘Le voyage de Khadija’, nos sumerge en la cabila de Beni Chicar en busca de las raíces de la protagonista, holandesa de origen rifeño quien, tras pasar varios años sin retornar a la tierra de sus padres, decide volver para reencontrarse con los que considera sus orígenes. El pequeño periplo por la zona le permitirá, eso sí, analizar las contradicciones de la sociedad rifeña en materias como la igualdad entre hombres y mujeres, entre otras cuestiones, más allá de aspectos sentimentales, pues intentará encontrar la tumba de su abuela en el cementerio de Sidi Guariach, en la frontera con Melilla.
Sin duda, cada uno de los documentales nos sumerge en una visión diferente de una realidad, histórica por un lado y más actual por otro, pero con un mismo objetivo, estudiar las raíces de un pueblo y una cultura milenarias que lucha por sobrevivir en un mundo globalizado. En última instancia, el largometraje Razzia, del director marroquí Nabil Ayuch, aborda también el mundo amazigh pero desde otra perspectiva, centrado en este caso en los problemas que afronta la comunidad, entre ellos la defensa de su identidad cultural, desde los años ochenta del siglo pasado, momento en el que comienza a surgir un primer movimiento reivindicativo, enlazado todo ello con las actuales acciones de protesta en diversas zonas imaziguen de Marruecos, como el Rif.
