El vicario episcopal, Eduardo Resa, cerró ayer con un responso en el Cementerio de la Purísima Concepción en la festividad de los Fieles Difuntos, el acto de homenaje que cada año rinde la Ciudad Autónoma a melillenses de pro y héroes locales, personas que " sirvieron con todo su empeño e incluso hasta dieron la vida en la ciudad", según manifestó el presidente Juan José Imbroda. Como cada año, a los pies de los sepulcros seleccionados, se depositaron coronas de flores en señal de respeto. En el acto de recuerdo a los melillenses ilustres participaron tanto el presidente Imbroda, como miembros del Gobierno y la oposición, e incluso autoridades como representantes de la Delegación del Gobierno y el comandante general.
Coronas
Sobre las diez y media de la mañana se inició el acto de homenaje a los melillenses más ilustres en la celebración del Día de los Fieles Difuntos. Entre los homenajeados, el primer alcalde de la Democracia en Melilla, Rafal Ginel Cañamaque; el ex concejal José Imbroda (1979-1983); el mausoleo de los aviadores ingleses de 1944; las víctimas de la explosión del Polvorín de 1928; José Romera Girado, fallecido en un accidente laboral; el ex concejal de Juventud, Pedro Ubieto (1987-1991); el Panteón Militar de Héroes; Antonio Díaz Martín, alcalde republicano; César Jiménez, actor melillense; Antonio Molina, el guardia civil asesinado por ETA; Francisco Gil Castro, ahogado intentando salvar a varios bañistas; las Víctimas del Accidente Aéreo de 1998 y las víctimas del depósito de agua de Cabrerizas de 1997, y Cándido Lobera, presidente de la Junta de Arbitrios 1928-1931.
Como punto y final el vicario episcopal, Eduardo Resa, en su responso recordó las palabras de Cristo de "Soy la resurrección y la vida", a la hora de pedir para las almas de los fallecidos la misericordia de Dios y que descansen en paz. Cerró el acto con un Padrenuestro comunitario.
Homenaje
El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, explicó que un año más en el Día de Fieles Difuntos, la corporación acude al camposanto de la Purísima "a rendir homenaje a muchos y distinguidos melillenses que sirvieron con todo su empeño e incluso hasta dieron la vida en la ciudad". Recordó que entre los homenajeados se encuentra Cándido Lobera, "un prohombre de Melilla del primer tercio del siglo XX y gracias a él la ciudad tomó los derroteros de una urbe moderna y de desarrollo". Señaló que "es justo que estemos aquí todos los años, en un acto solemne y en un momento para meditar y recordar lo que ha hecho mucha gente por Melilla, y a todos ellos, mi reconocimiento y mi deseo es que descansen en paz y que hayan alcanzado la gloria".
