El coordinador de Vox Melilla, Jesús Delgado, y el portavoz de Ciudadanos (Cs) en Andalucía, Juan Marín, han denunciado, el primero a MELILLA HOY y el segundo a El Mundo, que personas muy representativas, incluso de la cúpula, del PP, han realizado llamadas y mensajes a candidatos y simpatizantes significados de ambos partidos, a Vox en Melilla y a Cs en Andalucía, intentando presionarles, e incluso haciéndoles, en algunos casos, ofertas de trabajo, para que “vuelvan al PP” y no se vayan a Vox“.
Lamentablemente, el concepto de democracia suele ser frecuentemente mal entendido en nuestro país, en tanto en cuanto se erigen como baluartes y defensores de la misma precisamente aquellos que violan uno de sus principios más básicos: la libertad, el derecho a elegir libremente a nuestros representantes basándonos en cuantas razones, objetivas o subjetivas, consideremos oportunas. Es precisamente ese libre albedrío, esa falta de presiones o compromisos, lo que garantiza unas elecciones limpias en las que la ciudadanía pueda expresar su voluntad según los mecanismos democráticos establecidos a tal efecto, y en las que todos los partidos luchen por el electorado utilizando sus programas, su argumentario, sus promesas. Lo otro, por el contrario, es una práctica caciquil y tercermundista, que pervierte la naturaleza misma de la democracia y que contribuye a crear una sociedad cerrada, atemorizada y decadente, como ocurre prácticamente en todos aquellos lugares en los que el poder se perpetúa, idependientemente del color de quien ostente el bastón de mando.
Desde MELILLA HOY queremos posicionarnos en defensa de la libertad de la ciudadanía para decidir, sin miedo, sin presiones, quiénes han de ser sus representantes. A todos aquellos que concurren en las próximas elecciones, les pedimos que seduzcan, no chantajeen; convenzan, no extorsionen; prometan, no amenacen; y, sobre todo, que respeten la voluntad del pueblo, un respeto que es la enseña principal de las sociedades occidentales.
No somos números en una tabla; aunque el día 1 de junio, por ciencia infusa, podamos habernos convertido en meras estadísticas, somos ciudadanos, y forzar las reglas del juego supone una violación de nuestro derecho a elegir a nuestros representantes, de nuestra libertad, en definitiva, ¿y entonces qué nos quedaría?
