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Denuncia Públoca

¡A quien corresponda!: ¡Quien salva una vida, salva un mundo entero!

Inscripción situada a la entrada del “Paseo de los justos”, en el “Memorial Yad Vashem” de la ciudad de Jerusalén. Museo que recuerda a las víctimas de la barbarie nazi durante la Segunda Guerra Mundial. El nombre de este lugar remite a un pasaje bíblico, concretamente del libro de Isaías 56:5 el cual reza así: “Yo les daré en mi casa y dentro de mis muros un monumento y un nombre más valiosos que los hijos y las hijas. Les daré un nombre perpetuo que no se borrará”.
Esto hace mención a los “justos entre las naciones”, denominación que da el judaísmo a todas aquellas personas no judías, las cuales conducen sus vidas en concordancia con ciertos preceptos bíblicos dados a toda la humanidad en general, destacando entre ellos la justicia impartida en la sociedad para poder así hacer de este mundo un lugar justo donde prevalezca la bondad y la justicia. En definitiva, hacer de este un mundo mejor.

La Biblia, sobre la cual se fundamentan las tres principales religiones monoteístas, menciona a Adam como el primer hombre que Dios creó, y sobre el cual fundamentó el resto de la humanidad, pues de él y su mujer surgieron las siguientes generaciones hasta el día de hoy. Según una de las múltiples explicaciones que el judaísmo da a este hecho, es la siguiente: Ciertamente Dios podría haber creado en el instante de la creación a más personas, sin embargo, se limitó a un solo ser. ¿Por qué? La enseñanza que debemos extraer de aquí es que Dios nos quiso enseñar la importancia que tiene una sola vida, un solo alma, una única persona y lo tan valiosa que es. El potencial de ésta, pues de ella surgió el resto. En resumidas cuentas, el valor de una vida, algo que no tiene precio.

Esto ha sido únicamente una breve introducción y para nada he pretendido dar una clase de teología, pero así podrán entender mejor lo que les quiero transmitir a continuación, que no es otra cosa que el “denunciar” una situación, la cual considero muy injusta. Por ello agradezco enormemente a este medio el permitir sacar esto a la luz, aunque ya bien visible está y ahora comprenderán.

Todos sabemos donde queda ubicado, o quedaba mejor dicho, el antiguo hospital militar. Allí mismo, concretamente bajo el techo de chapa que cubría algunos aparcamientos, justo en la entrada del hospital, podíamos ver los que por allí pasábamos, a un grupo de personas “viviendo” allí mismo. ¡Sí, viviendo! Allí comían, el día que podían conseguir algo. Allí dormían, la noche que el frío extremo o el sofocante calor se lo permitía. En definitiva, allí realizaban su existencia.

Existencia, pues el vivir bajo esas circunstancias no puede llamarse vida, sino existencia, simplemente eso. El hospital tuvo que ser derrumbado y por ende el lugar donde estas pobres personas, como antes dije, realizaban su existencia. Pocos metros más abajo, en un descampado en el cual antaño había unas casas, creo que eso eran, prefabricadas de latón, en ese mismo lugar es que ahora han encontrado estas 4 personas su nuevo “hogar”. Eso sí, al menos ahora los muros están más bonitos, pues han sido decorados por unos artistas locales con unos dibujos verdaderamente impresionantes. Por lo menos buenas vistas tienen, ¿No creen así? 5 son ya los años que estas personas llevan viviendo en la calle. 5 largos, larguísimos años con el cielo raso como único techo. En invierno rezando para que no llueva ni sople mucho el viento y en verano rogando y clamando al cielo para que el Sol no los castigue mucho con sus rayos. ¿Esto es vida?
En estos momentos y mientras escribo estas líneas, únicamente soy un simple ser humano. No tengo raza ni credo, ni color de piel, ni siglas políticas preferentes, pues esta situación hay que abordarla desde el corazón, ese corazón que es común para todos los seres humanos sin importar las creencias religiosas u otras diferencias.

Por ello, ¡A QUIEN CORRESPONDA!, como titulé el artículo, es que le pido que por favor haga o hagan algo para mitigar el sufrimiento de estas personas. Hasta donde sé, pues me entrevisté con ellos para saber y conocer mejor su situación, nadie los ha visitado para ofrecerles una solución a sus lamentables vidas. Por lo tanto y desde este medio es que pido dos cosas. Una, que desde ya mismo, todo el que pueda se solidarice con ellos haciéndoles llegar lo que buenamente puedan, algo de comida, esa ropa que ya no nos ponemos y está estorbando en el armario, quizás algo de dinero, en fin, cada cual según sus posibilidades de ayudar.

Y dos, por supuesto que sin señalar a nadie, que de los que verdaderamente pueda depender la solución definitiva para paliar el sufrimiento de estas 4 almas, que por favor hagan algo ya. Y como dijo alguien bastante inteligente; “El hombre sabio no abunda en palabras”. Yo seguramente no lo soy, pues quizás me excedí en mi escrito, pero no tenía de otra. Ojalá que estas humildes líneas sirvan para despertar algunos corazones, los cuales muchas veces por el correr del día a día y por toda la rutina que nos envuelve, se nos insensibiliza y se adormece frente al sufrimiento que tan cercano tenemos. Gracias a todos por leerme y sean bendecidos con abundancia para que siempre estemos del lado de los que dan y no de los que reciben.

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